El golpismo mediatico de Carlos Alberto Montaner
Ha causado escándalo el apoyo de Chávez a la campaña electoral de Ollanta Humala en Perú, causan escándalo los acuerdos comerciales y militares entre Venezuela y Bolivia, no causa escándalo el golpe con el cuál los Estados Unidos, cómplice Chile y su prensa conservadora en apoyo a la derecha boliviana, están actuando a daños del gobierno democrático de Evo Morales. Esto no causa escándalo, tanto es así que las noticias al respecto son fragmentarias y difíciles de encontrar para quienes no tengan familiaridad con el español.
Carlos Alberto Montaner evidentemente debe haber suscrito un nuevo contrato con la CIA, si además de efectuar por años terrorismo mediático contra el gobierno de Fidel Castro en Cuba, desde las páginas de El Mercurio, diario golpista y financiado por la Cia, está haciendo igual contra el gobierno democraticamente elegido de Evo Morales.
A pesar de que el presidente boliviano esta semana haya atenuado los tonos sobre lo que está pasando realmente en su país, de buenas fuentes han confirmado que hay en acto un golpe de estado contra Evo Morales organizado por oficiales de la policía boliviana y por generales de las Fuerzas Armadas con el soporte de militares chilenos. En el país se estan verificando una serie de huelgas dirigidas a destabilizar el gobierno. En modo particular la huelga de los transportistas recuerda la huelga de los camionistas del 1972 financiados por la CIA dirigidos a destabilizar el gobierno de Salvador Allende en Cile. La oposición boliviana ha aprovechado además la huelga de los mineros de las semanas pasadas, la ocasión para atacar duramente el gobierno a través de los medios de comunicacion privados que se encuentran en mano a la oligarquia del país.
En esto ha sido ampliamente apoyada por la prensa extranjera que es sabido financiada por la CIA como el chileno El Mercurio y el Nuevo Herald de Miami. Con mucho gusto se está prestando para este objetivo (seguramente no sin ricas retribuciones) Carlos Alberto Montaner el cuál ayer mismo, 15 octubre, de las páginas de El Mercurio en un escrito delirante del título “También los locos matan” retomado en la fecha de hoy por el Nuevo Herald llega hasta poner en guardia los chilenos “primer objetivo en la mira” de un Chávez dispuesto a “bañarse en el mar boliviano”, sobre el grande peligro que a medio términe cae sobre ellos.
Afirmaciones muy graves de estrategia del terror, a las cuales se suman otras privadas completamente de cotejo real como aquella que indica Venezuela como el “primer comprador mundial de armas y aparejos militares”. Continúa indicando “Caracas, La Havana y ahora La Paz como la nueva Moscú, madre y padre del socialismo mundial”. En un aumento progresivo de acusaciones insensatas y de informaciones distorsionadas Montaner llega a decir que “sería un grave error descartar el proyecto de conquista (la creación de una grande civilización latinoamericana) solo porque se trata de la descabellada locura de algunos personajes que no han asumido Prozac en tiempo. El Tercer Reich de los nazistas no era menos loco o absurdo y costó al planeta cuarenta millones de muertos y el cruel holocausto. Cuba es una pobre isla del tercer mundo, con hambre y sin esperanza, esto no ha impedido a su gobierno de participar con éxito golpes de estado en Madagascar y en Yemen, o que las tropas combatieron por quince años en sangrientas guerras africanas, tanto en Angola como en Etiopia”. Para llegar luego a un final explosivo: Chávez esta formando el mayor ejército de habla hispana con la fuerza aérea más destructiva de todo Sudamérica, que una vez listo, no tendrá dudas en ponerlo en acción, “no importa que Chávez esté loco”, concluye, “también los locos matan”.
También esto a mi parecer es terrorismo, también esto quiere decir participar “ánima y cuerpo” o quizás sería mejor decir ánima y bolígrafo o en una versión más moderna ánima y teclado, al proyecto golpista de la CIA.
Como escribe Heinz Dietrich, es un deber moral difundir noticias sobre el intento de golpe en Bolivia para hacerlo fracasar. Hoy más que nunca la Revolución boliviana necesita la solidaridad mundial.