Entrevista con Geneva Call — Derecho Internacional Humanitario: ¿Opción posible en Colombia?

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Elisabeth Decrey Warner y el equipo de Geneva Call en un encuentro con la guerilla del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistan)

Entrevista con Geneva Call/Llamamiento de Ginebra

Derecho Internacional Humanitario: ¿Opción posible en Colombia?

 

Se discute y se diserta  mucho   acerca de la paz en Colombia. Sin embargo muy poco se habla de la humanización del conflicto, que pudiera ser uno de los caminos posibles para lograrla. No es un camino fácil porque  necesita de un compromiso fuerte de todos los actores armados (estatales y no) del conflicto.  El Derecho Internacional Humanitario (DIH) es propio el conjunto de normas a las cuales tienen que atenerse los actores del conflicto con el objetivo de proteger la población civil.

Conversamos con Elisabeth Decrey Warner, presidenta de la ONG suiza el Llamamiento de Ginebra  (Geneva Call/Appel de Genève) organización  con larga experiencia en el Derecho Internacional Humanitario en  varias áreas conflictivas del mundo entre las cuales propio Colombia.

Elisabeth Decrey Warner  intervendrá en la instalación  sobre el tema en el “Encuentro Internacional  por la paz y la solución política al conflicto colombiano” que se llevará a cabo a Lausana entre el 23 y el 25 de marzo de este año. El equipo Colombia del Llamamiento de Ginebra también participará activamente al evento.   El Encuentro  representa un espacio importante donde el tema del Derecho Internacional Humanitario será debatido ampliamente y desde diferentes perspectivas. 

 

Por Annalisa Melandri – www.annalisamelandri.it 

 

A.M. — ¿Qué es el Derecho Internacional Humanitario y cuándo nace como rama del Derecho Internacional? 

E.D.W. - La guerra  siempre ha estado sujeta a ciertas leyes y costumbres en cualquier parte del mundo. De hecho, las civilizaciones y religiones de la antigüedad, poseían normas tendientes a regular la conducta en la guerra. El origen del derecho internacional humanitario (o DIH) deriva de estas normas. Sin embargo, es recién a mediados y a finales del siglo XIX que los Estados comenzaron, fundados en la voluntad de poner límites a la guerra moderna, a desarrollar un conjunto de normas escritas. Tanto el Convenio de Ginebra de 1864 como la Convención de la Haya de 1899 fueron los resultados de aquellos esfuerzos. En el siglo XX estas normas  comenzaron a ser agrupadas de manera más sistemática, dando como resultado los Convenios de Ginebra de 1949, que recogieron y reescribieron los Convenios existentes y añadieron uno nuevo.

Los cuatro Convenios de Ginebra adoptados en 1949 junto a los Protocolos Adicionales de 1977 tienen como objetivo principal la protección de las personas que no participan en las hostilidades: civiles, personal sanitario, miembros de organizaciones humanitarias, etc. y de aquellos que ya no pueden seguir participando en los combates, como los heridos, enfermos, náufragos y prisioneros de guerra. Sin embargo, las mencionadas normativas mantienen un cuidadoso equilibrio entre las preocupaciones de carácter humanitario y las exigencias militares de las partes.

Con el transcurso de los años, ha aumentado el número de Estados que han contribuido al desarrollo del DIH. Asimismo, cabe señalar que las normas de DIH forman parte del derecho internacional consuetudinario, que, según el CICR, son normas que resultan de “una práctica general aceptada como derecho”. Por lo tanto, actualmente el DIH puede considerarse como un derecho verdaderamente universal, el cual es de obligatorio cumplimiento tanto para los gobiernos y sus ejércitos como para las fuerzas armadas no estatales o para cualquier otra parte que participe en el desarrollo de un conflicto armado.

El DIH convencional y consuetudinario establece que se deben tomar las medidas necesarias tendientes a prevenir o poner fin a cualquier infracción de estas normas. Es por ello, que las partes del conflicto armado tienen el deber de intervenir para detener las llamadas ‘infracciones graves’, así como también tomar medidas contra los/as autores/as de esas infracciones.

No obstante, hay que subrayar que el DIH solo procura evitar y limitar el sufrimiento humano en tiempos de conflicto armado, a través de los límites que se establecen al uso de métodos y medios de guerra, pero no determina el derecho a recurrir a la fuerza, tal como lo menciona la carta de Naciones Unidas.

 

A.M. — ¿En cuáles situaciones es necesaria la aplicación del DIH? ¿Qué instrumentos tiene el Llamamiento de Ginebra – o generalmente el DIH – a disposición? 

E.D.W. - El DIH se aplica en los conflictos armados que involucran a por lo menos dos fuerzas organizadas bajo una cadena de mando clara. El DIH regula también los conflictos internos entre el Estado y fuerzas armadas no estatales. Además, se aplica también a conflictos que enfrentan a dos o más fuerzas armadas no estatales, como es el caso de Somalia, India, Colombia e Iraq. No puede haber situaciones de conflicto armado que queden sin regular, independientemente de si las partes reconocen el conflicto o no.

El Llamamiento de Ginebra basa su acción en normas del derecho internacional humanitario consuetudinario en general y esencialmente entre los actores armados no estatales. En los conflictos armados de carácter no internacional – o conflictos armados internos – se aplican una serie de normas, en particular las disposiciones del Artículo 3 común, ( que también forma parte  del derecho internacional humanitario consuetudinario, )  a los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo Adicional II. Este último refiere exclusivamente a conflictos armados internos.

Fundado en el año 2000, el Llamamiento de Ginebra se ha especializado en la promoción de algunas normas humanitarias específicas con el objetivo de llegar a compromisos unilaterales públicos y verificables de parte de los grupos armados no estatales. El documento resultante de los mencionados compromisos, se denomina Escritura de Compromiso, el cual es depositado ante el Gobierno de la Republica y Cantón de Ginebra. Los mencionados compromisos se encuentran relacionados a las normas relativas a las minas antipersonal, al involucramiento de los niños y las niñas en el conflicto armado y la prohibición de la violencia sexual en el  conflicto armado. El Llamamiento de Ginebra observa que las violaciones contra estas normas ocurren con mucha frecuencia en conflictos armados en diferentes partes del mundo.

 

A.M. — ¿Cuáles son las dificultades de dialogar y lograr acuerdos con grupos armados no estatales que están en las listas antiterroristas de EEUU y UE por ejemplo? 

E.D.W. — ¡El Llamamiento de Ginebra no tiene ninguna lista de organizaciones terroristas! Tenemos nuestra sede en Suiza, que tampoco la tiene. El Llamamiento de Ginebra considera que puede y tiene que intervenir en las situaciones donde hay violencia armada organizada y, sobre todo, para prevenir y reducir el impacto humanitario que esto puede ocasionar en la población civil. Todo ello se basa en el Artículo 3 común, que establece que un organismo humanitario imparcial puede ofrecer sus servicios en situaciones de conflicto armado interno.

Si bien en teoría la existencia de estas listas no debería afectar la labor humanitaria, lo cierto es que no siempre podemos ignorar su existencia y sus efectos. Siendo una ONG financiada, entre otros, por Estados, quienes son dueños de estas listas, ello puede conllevar cierta limitación en algunos casos. Por ejemplo, las listas terroristas dificultan el acceso a las comunidades, a los grupos armados no estatales, a diálogos humanitarios o en ocasiones sirven incluso como argumento para el no respecto del DIH por parte de los Estados. Además, para el Llamamiento de Ginebra es esencial poder dialogar con los representantes militares y políticos de los actores armados no estatales para poder promover normas humanitarias. Cabe subrayar que somos independientes en nuestra acción.

Afortunadamente, muchos países han entendido que la labor humanitaria es necesaria y han reconocido el valor agregado de nuestro trabajo. No obstante, tuvimos que gastar mucha energía para poder explicar nuestra acción humanitaria ante numerosos  países y organizaciones internacionales, ya que nacimos justamente antes de la época del auge de estas listas. Por eso, nos posicionamos en muchos foros internacionales sobre el impacto humanitario indirecto que estas listas pueden tener sobre la población civil. Repetimos que las normas humanitarias  son  universales, especialmente el Artículo 3 común. También consideramos que hay otras normas humanitarias universales que forman parte del derecho internacional consuetudinario y que el diálogo humanitario y la asistencia humanitaria deben poder realizarse sin la consideración de ninguna lista. Pero por el momento las listas existen y tenemos que convivir con ellas hasta que un día desaparezcan. 

 

A.M. — ¿Actualmente dónde están trabajando? 

E.D.W. - En varias situaciones de conflicto armado: el Llamamiento de Ginebra está trabajando actualmente en o está en diálogo con grupos armados no estatales en Birmania, Colombia, Filipinas, Líbano, India, Irán, Iraq, Níger, Palestina, Sahara Occidental, Senegal, Somalia, Turquía y Yemen.

En varios de estos países tenemos un diálogo humanitario con organizaciones armadas y reflexiones sobre temas como minas antipersonal, protección de niños y niñas y la prohibición de la violencia sexual en el conflicto armado.

 

A.M. — ¿De estas situaciones en cuáles se están realizando pasos en adelante en la humanización de los conflictos y dónde la situación es más difícil? 

E.D.W. - 41 actores armados no estatales de diferentes contextos y tipos – étnicos, de izquierda, religiosos, etc. – han, hasta la fecha, firmado la Escritura de Compromiso sobre la prohibición de las minas antipersonal y la cooperación en la acción contra minas. Hemos avanzado mucho sobre este tema por ejemplo en Turquía con el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), en Sahara Occidental, con el Frente POLISARIO, en Filipinas con el MILF (Frente Moro de Liberación Islámica), en Irán con PJAK (Partido para Una Vida Libre) y PDKI (Partido Democrático de Irán) y con varios grupos armados no estatales en Somalia y en Birmania. También colaboramos en la implementación de la Escritura de Compromiso, por ejemplo facilitando o ejecutando programas de acción contra minas en los territorios a través de capacitaciones para los grupos con los cuales estamos en dialogo.

Con algunos de estos grupos hay diálogo avanzado sobre el tema de la protección de los niños y las niñas. Tenemos igualmente diálogos humanitarios con un enfoque gradual en algunos países con las insurgencias que no han firmado ningún acuerdo, como en Colombia con el ELN y en Filipinas con el Ejército Nacional del Pueblo del Partido Comunista de Filipinas.

No se puede decir realmente que una situación sea más difícil que otra. Las necesidades de humanización del conflicto y de las comunidades cambian de situación a situación. Sin embargo, reconocemos por ejemplo los enormes desafíos del pueblo somalí y para los actores humanitarios allí. También hay situaciones muy complejas en el marco de los conflictos birmanos y colombianos, aunque esto no quiere decir que avanzar no sea posible.

 

A.M. — ¿Cual es el programa del Llamamiento de Ginebra en Colombia? 

E.D.W. - En Colombia, por un lado, buscamos un diálogo continuo con las guerrillas, por el otro, estamos promoviendo la protección de la población civil, en particular los que viven con el peligro de los restos explosivos de guerra, los niños y niñas y mujeres, de las consecuencias de la confrontación armada, en general, y en algunas regiones en particular. Una de las líneas de trabajo es a través de capacitaciones en DIH y DDHH, proponer herramientas de protección a algunas comunidades que viven el conflicto día a día. En este mismo sentido, estamos capacitando a algunas comunidades en la educación en el riesgo, para evitar que sean víctimas de diferentes tipos de artefactos explosivos. Esto no se trata de desminado, sólo es un apoyo al autocuidado de las comunidades: una acción humanitaria que pueda reducir el impacto de la confrontación armada sobre ellas. Todo eso a través de las consultas previas y respetando los usos y costumbres de la comunidades mismas.

El Llamamiento de Ginebra también está promoviendo acuerdos humanitarios entre las guerrillas y el gobierno y compromisos unilaterales. Estamos acompañando iniciativas locales que están trabajando sobre temas cercanos a los del Llamamiento de Ginebra o que entran en su mandato.

Nos hemos concentrado en el pasado en el Sur de Bolívar y en Antioquia. Ahora llevamos cuatro años trabajando y apoyando a las comunidades en el Suroccidente. En el momento estamos explorando la posibilidad de extender nuestro trabajo al Nororiente del país.

Otra línea de trabajo es una investigación sobre la violencia sexual y otras formas de violencia de género en medio del conflicto armado.

Hemos trabajado mucho con diferentes actores para visibilizar las consecuencias de la confrontación armada y hemos abogado por el respecto de la población civil. Pero somos una organización que favorece el diálogo. Consideramos que la estigmatización no es una buena manera para logar cambios positivos.

 

A.M. — ¿Tienen posibilidades de dialogar con las guerrillas del país? 

E.D.W. - El dialogo con la guerrilla no ha sido fácil, dados los límites impuestos por la legislación colombiana. No fue siempre así. El Llamamiento de Ginebra tuvo la autorización de dialogar con una de las guerrillas durante varios años y sigue manteniendo algunos canales abiertos.

Preocupado por la difícil situación que vive la población en medio del conflicto armado, el Llamamiento de Ginebra actúa dentro de la legislación nacional colombiana. Intentamos hacer llegar los mensajes donde tienen que llegar. También tratamos de lograr resultados con y en favor de las comunidades que viven en  medio del conflicto armado y que tienen que convivir, de una manera u otra, con todos los actores armados en sus territorios. El Llamamiento de Ginebra sabe que estas comunidades tienen que tener algún tipo de interlocución y quiere que ellas tengan presentes las grandes líneas de los temas humanitarios en estas interlocuciones. Tenemos la esperanza que las guerrillas colombianas también muestren una mayor comprensión sobre cómo actuar para que la guerra no afecte a la población civil.

 

A.M. — ¿Cuáles son las relaciones con las instituciones y el gobierno en Colombia? 

E.D.W. - Con el gobierno colombiano las relaciones se basan en nuestra política de transparencia y de neutralidad. Intercambiamos información con todos los actores que están interesados en nuestro trabajo y con los que nosotros tenemos un interés de articulación para lograr mayores resultados.

Somos una ONG internacional humanitaria independiente. No tenemos proyectos con el gobierno colombiano, como normalmente no los tenemos con ningún gobierno afectado. Es muy importante  mantener nuestra independencia en el trabajo que hacemos. 

 

A.M. ¿El Llamamiento de Ginebra considera los grupos paramilitares como actores armados en el conflicto colombiano? 

E.D.W. — Sobre los paramilitares y  nuevos grupos armados emergentes  de  la   desmovilización  (el Llamamiento de Ginebra no tiene una definición  global para todos) podemos decir lo siguiente: en general, el Llamamiento de Ginebra antes de iniciar un dialogo o una  interlocución con los actores armados no estatales, estudia  el  grupo armado.  Los criterios de interlocución  del Llamamiento de Ginebra son: una cadena de mando clara, objetivo político,  independencia en su actuación, la voluntad de respetar normas humanitarias y aceptar el dialogo humanitario. Estamos explorando internamente la situación y decidiremos en funciones de los resultados que saldrán. Todos los actores armados  que presenten caracterizas similares pueden ser acercados para la promoción de las normas humanitarias relativas a los temas especiales   del Llamamiento de Ginebra.

 

A.M. -¿En qué manera se puede humanizar el conflicto en Colombia? ¿Cuáles son las propuestas del Llamamiento de Ginebra respecto a esto? 

E.D.W. — La humanización de la guerra se basa en las voluntades de las partes. Mejor dicho, la humanización tiene que estar en la mente de los actores armados y también en la de los actores de la sociedad. El conflicto armado necesita observadores y activistas: actores que puedan intervenir para proteger la humanidad. Nosotros creemos que los actores armados estales y no estatales pueden y tienen que contribuir más para minimizar los efectos negativos del conflicto armado, si no vuelven a ser prisioneros de la lógica destructora del conflicto mismo.

Todos tenemos que estar presentes en el conflicto y seguirles recordando a los actores, sin cansancio, cuáles son sus obligaciones sobre el respeto de las normas humanitarias. Pensamos que hay que dialogar con los actores armados para que reconozcan la importancia de esta humanización, que respeten la labor de los humanitarios. Hay que acompañar a las víctimas del conflicto, pero simultáneamente trabajar para evitar que más personas sean víctimas. Sabemos que el conflicto puede degenerarse muy rápidamente. En un conflicto tan prolongado como el colombiano, muchos valores humanitarios ya están degradados. Estos valores necesitan ser recuperados. Las cifras de las violaciones cometidas por las partes del conflicto, quien ha cometido mas o quien ha cometido menos violaciones, no define sus responsabilidades. Las responsabilidades de las partes del conflicto no están en las cifras de las violaciones, en la cuantificación de las mismas, quién más o quién menos sino en las violaciones en sí mismas cometidas.  Un conflicto armado sin humanidad, vuelve a exterminar  a sus causas, por  más nobles que sean. ¡La mejor solución a la guerra será un acuerdo de paz ya! Pero mientras tanto  hay varios modos en los que cada actor puede – unilateralmente o en el marco de los acuerdos escritos o no, bilaterales o recíprocos – contribuir a humanizar el conflicto. Para esto trabajamos.

 

A.M. — ¿Qué opinan de la decisión de las FARC de unilateralmente liberar a los seis policías y cuatro militares y de  proscribir las retenciones con fines financieros? 

E.D.W. - Es un paso muy positivo hacia la humanización del conflicto armado colombiano. Pensamos que otros pasos son necesarios para mejorar la protección de la población civil, pero que es un buen inicio. La protección de los civiles no es un asunto solamente de los actores humanitarios nacionales e internacionales, también es un asunto de las partes involucradas en el conflicto armado. Para visibilizar la problemática de la afectación de la población civil y juntar las varias iniciativas y propuestas, estamos preparando un encuentro sobre la protección de la población civil en Colombia para el mes de julio. Invitamos a todos los interesados – incluidas las partes del conflicto – a contribuir en este sentido. Para concluir, la búsqueda del respecto de las normas universales humanitarias, no pretende limitar la victoria militar o permitir la destrucción del adversario, al contrario, procuran defender la humanidad en todas las condiciones por más difíciles que sean. Sabemos todos que la Paz y reconciliación serán  más posibles cuando menos sean las víctimas civiles y cuanto más se respeten las normas humanitarias. El Llamamiento de Ginebra propone sus servicios  para  fortalecer las voluntades de respetar las normas humanitarias.  

 

A.M. ¿Cómo evalúan la actitud del gobierno frente a los reiterados llamados de la guerrilla a la solución política del conflicto?

E.D.W. - El Llamamiento de Ginebra es una  organización humanitaria y neutral, y su principio fundamental es que  no se posiciona sobre  las declaraciones  políticas de paz o de guerra  de los actores armados  en conflicto y nunca toma  parte. El Llamamiento  de Ginebra cree que el respecto de las normas humanitarias  relativas a los conflictos armados es fundamental, porque las violaciones graves ponen en peligro también todos los esfuerzos para la paz. En el mismo tiempo  la paz  o solución pacífica al conflicto es la mejor solución para también resolver problemas humanitarios. El Llamamiento de Ginebra esta siempre en favor de la paz negociada y cree  que todas las oportunidades tienen que ser aprovechadas.

 

Ginebra, 13 de Marzo del 2012

 

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