¡Con Narciso Isa Conde no pueden señores… resígnense!
por Annalisa Melandri
Da casi miedo el nivel de “colombianización” alcanzado por el Estado dominicano.
Mas allá de los datos y del volumen del narcotráfico (en aumento exponencial cada año como reportado también por el último informe del departamento de Estado de EEUU); mas allá de la corrupción en el gobierno e instituciones a todos los niveles (84 miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas han sido cancelados en 2011 por mala conducta y la mayoría de ellos por vínculos con el narcotráfico); mas allá de los indicios serios de infiltración en el panorama criminal local de los carteles colombianos y más recientemente mexicanos, lo que seguramente produce mas inquietud es la “colombianización” del sistema económico, político y cultural del país.
Y no estamos hablando obviamente de cumbia, salsa y aguardiente en lugar de merengue y ron. Estamos hablando de un modus operandi ya ampliamente aplicado en Colombia (que en eso lleva ya 50/60 años de experiencia) contra opositores políticos, contra las voces disidentes, contra los jóvenes inquietos o los campesinos enojados… Estamos hablando de los falsos positivos, los inocentes disfrazados de culpables…
Los “doce años” de Balaguer (1966–1978) en República Dominicana han dejado un saldo terrible que todavía hoy en día muchos dominicanos tienen dificultad no solamente en aceptar sino también en elaborar.
Homicidios políticos (el joven periodista Orlando Martínez, asesinado por un puñado de generales de “horca y cuchillo” como el mismo los calificaba), desapariciones forzadas (es reciente la condena de la CIDH por el caso Narcisazo), detenciones ilegitimas, ejecuciones extrajudiciales, son solamente algunos ejemplos.
Sin embargo, el balaguerismo, herede del trujillismo y embrión del leonelismo (representación neo-liberal de algunas formas de represión) es aún fuerte en el país, en sectores sociales y políticos cercanos al legado del “doctor”.
Las recientes acusaciones, infamantes, ofensivas, pero sobre todo ridículas, dirigidas contra el dirigente político dominicano, Narciso Isa Conde, surgen de ese fango político.
El desacredito del hombre como último intento de matar las ideas. Un falso positivo más.
Narciso Isa Conde, político de reconocida estatura moral, inquebrantable fe revolucionaria y valiente amor patrio, ha ido denunciando desde diferentes medios de comunicación casi a diario la corrupción de los más altos vértices políticos y militares y sus vínculos con el narcotraficante boricua José Figueroa Agosto, detenido en Puerto Rico desde julio del 2010.
Ahora, que un investigador privado dominicano radicado en Miami, muy vinculado a la Cia, al Interpol, al FBI, y a la inteligencia colombiana, pretenda vender a la sociedad dominicana la ridícula broma que el narcotraficante Figueroa Agosto habría confesado de haber donado mucho dinero a varios políticos de diferentes partidos y 10 millones de dólares a Narciso, nos hace reír a carcajadas.
La broma está en el hecho que el único nombre que ha salido a la luz pública de esta lista de políticos que afirma de tener el investigador es el de Narciso. ¿Quién se lo va a creer?
Las mentiras tienen patas cortas pero esta ni siquiera aprendió a caminar.
¡Con Narciso Isa Conde no pueden señores… resígnense!
¡No será un falso positivo más!
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