Reciclaje: una interesante experiencia comunitaria en la República Dominicana
Por Annalisa Melandri — L’Indro - 8 de mayo 2013
Al parecer se trataría de una cuestión muy marginal — y quizás lo sea — respecto a las problemáticas seguramente de mayor y más urgente impacto social y humano que aun hoy en día plagan el Caribe y América latina, sin embrago no debería subestimarse por lo menos en cuanto a su proyección a largo plazo.
Si el reciclaje de la basura en el norte del mundo representa todavía un reto para aquellos gobiernos que desean entrar en el Olimpo de la civilización, en el sur del planeta respecto a ese tema nos encontramos todavía a los albores de la modernidad. Sin embargo algo se mueve.
La importancia de la ecología y de la protección del medio ambiente, si bien muy lentamente, está entrando en las agendas nacionales de los gobiernos, aunque sobretodo empujada por las protestas sociales que tratan de llamar la atención sobre los desastrosos impactos en la vida de las comunidades rurales e indígenas que tienen las grandes obras como las del sector de la minería, hidroeléctrico y de la construcción de infraestructuras.
Sin embargo la defensa del medio ambiente en América latina nace — paradójicamente — con los ojos dirigidos al pasado más que al futuro y se mira a la protección del medioambiente más en la óptica del mantenimiento de una relación ancestral — que siempre ha existido– entre el Hombre y la Madre Tierra que en la que tiene como objetivo final el rápido mejoramiento de la calidad de vida de esta y de las generaciones venideras, e incluso, la misma posibilidad de sobrevivencia del género humano, compatiblemente con la “modernidad”.
No es seguro que los dos enfoques, el que mira a la Madre Tierra y el más — digamos, “modernista”, no coincidan en el objetivo, que es el de una mejor calidad de vida, sin embargo el camino recorrido es diferente. Se da por ejemplo, paradójicamente, el caso en que algunas comunidades indígenas y campesinas que mantienen un estrecho vinculo con la Pachamama, no sepan cómo gestionar la problemática de los desechos, y se vean sumergidas por montañas de basura, producto del consumismo y del capitalismo que las rodean.
Por eso mismo, por esas dificultades, las soluciones de los problemas vinculados a la ecología se demoran todavía mucho en salir de los ámbitos nacionales y locales para transformarse en temas de discusión regional; sin embargo lentamente algo está cambiando.
También la cuestión del reciclaje de los desechos se ve afectada por la limitación impuesta por esta falta de proyección futura: se asume sobre todo y principalmente como fuente de empleo más que como práctica social de reducción del impacto del hombre sobre la naturaleza, y cuando tal vez esto se logra es gracias al esfuerzo de las redes ambientalistas y de las asociaciones de ciudadanos conscientes de la importancia de la preservación del medio ambiente antes que por el compromiso de gobernantes y políticos.
Son estas redes que también empujan las políticas sociales a que se valorice el trabajo de los recicladores, quienes manualmente cumplen con esta importante tarea en condiciones higiénicas y laborales casi siempre degradantes, que se encuentran por la mayoría en régimen de informalidad, a menudo no reconocidos por los sistemas de seguridad social y por las políticas públicas.
Los recicladores latinoamericanos hoy en día sin embargo son seguramente más organizados de sus colegas cartoneros de Argentina: fue propio la crisis del 2001 que incrementó las filas de este ejército silencioso de personas que por las noches rebuscaban entre la basura con su carrito del supermercado, para logra llevarse a la casa algo de comida. Los recicladores hoy en día son también más conscientes del papel social que cumplen y tienen ya una conciencia de clase bastante formada.
Son casi cuatro millones, un millón solo en Brasil quienes se dedican a este trabajo en América latina. Respecto al total, los colombianos y los brasileños son seguramente los más organizados y los que mantienen relaciones más estructurales con las instituciones. Propio por eso los recicladores que integran la Red Latinoamericana de Recicladores (Red Lacre) para reclamar sus derechos como clase obrera se han reunido recientemente a Santiago del Chile con vistas a la próxima Asamblea General que se realizará a Sao Paulo en Brasil a finales de este año, con la presencia de más de 20 países de América latina y del Caribe.
La proyección de la Red es internacional y se desarrollará a través de una dialogo ya existente con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas, para que esta actividad laboral, sea considerada como un verdadero empleo.
La Republica Dominicana a través de la Fundación de Saneamiento Ambiental de la Zurza (Fundsazurza), una fundación comunitaria integrada por casi 20 asociaciones que operan en diferentes ámbitos, es la responsable de la secretaría de comunicación de la Red Latinoamericana de los Recicladores. Fundsazurza opera a La Zurza, uno de los sectores más poblados y emarginados del área del Distrito Nacional (a la cual pertenece la capital del país, Santo Domingo) que se encuentra en las riberas del rio Isabela.
Un sector por la mayoría formado por humildes casas de zinc o de madera que son arrastradas por las aguas turbias del río a las primeras lluvias de la temporada. Aquí faltan completamente un plan de vivienda urbana y políticas sociales de cualquier tipo, tanto que la población se ha visto obligada a desarrollar formas de auto organización para poder atender de forma digna a sus propias necesidades, sobre todo a la de la limpieza de las calles.
«El trabajo de de la organización para el manejo de los residuos sólidos viene desde 1997, pero es a partir del 2003 cuando nos constituimos formalmente en la Fundación de Saneamiento Ambiental de la Zurza,(Fundsazurza),con el objetivo de organizar y concientizar a la comunidad sobre el manejo de los residuos sólidos y la protección del medio ambiente» explica a L’Indro, Robinson García Silva responsable del sector del reciclaje de Fundsazurza.
«El factor clave es la promoción de las llamadas 3R o sea la reducción, el reutilizo, el reciclaje y la orientación de la comunidad sobre la recogida de los materiales» precisa Silva.
Fundsazurza trabaja sobre la base de una estrecha coordinación – y de un contrato — con el Ayuntamiento del Distrito Nacional, desarrolla una intensa actividad de casa en casa, en las escuelas y en otros lugares públicos por medio de talleres y conferencias, desarrollando junto a la comunidad operativos de fumigaciones y control de plagas, limpieza de las calles y de las áreas públicas y colocación de murales educativos sobre la recogida y el reciclaje de la basura. «Recogimos cada día alrededor de 193 toneladas de desechos sólidos urbanos que se venden al municipio del Distrito Nacional y que aportan casi 5 millones de pesos mensuales (alrededor de 121 mil dólares) además de otros fondos que derivan de la recogida del papel y de la plástica que son vendidas a empresas públicas y privadas».
El dinero es invertido completamente en los programas sociales que la comunidad necesita. El Ayuntamiento no puede atender a las grandes demandas de este sector, todas con carácter de urgencia. Fundsazurza se ocupa de cuidado a la salud, sobre todo de prevención del dengue y de la leptospirosis y (recientemente del cólera) y de asistencia alimentaria a los moradores más ancianos, apoya proyectos destinados a las madres solteras, se ocupa de diversión y deporte para los más jóvenes, con un enfoque especial a la prevención de la violencia y del consumo de drogas.
Contribuye además a la creación de empleos, aspecto seguramente no menos importante: «Tenemos un equipo para la capacitación, recogida y segregación de los materiales reciclables compuesto por 26 personas que trabajan permanentemente en el reciclaje» nos explica Robinson García Silva, «y hay recicladores en las ciudades de Haina y Santiago mientras a nivel nacional estamos iniciando ahora los procedimientos de organización de los recicladores de profesión. Podemos decir que Fundsazurza representa la primera iniciativa de este tipo en la Republica Dominicana».
En 2011 Fundsazurza recibió el premio Ford Motor Company por la realización del proyecto de la conservación del medio ambiente y del hábitat del balneario de la Zurza y de saneamiento higiénico sanitario y estructural de los tres grandes manantiales naturales que son utilizados por los lugareños como aprovisionamiento de agua y como fuente de refrigerio en el calor del Caribe, que habían sido gravemente damnificados por la realización de una carretera en las cercanías además de la grave situación higiénico sanitaria en la que se encontraban; en el 2012 ha recibido el premio comunitario por Atabey y el premio Brugal en la categoría Desarrollo Comunitario.