Entrevista a Ismael León Arías sobre la masacre de indígenas en Perú.

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Ismael León Arías es un periodista peruano.  Ha sido director del diario La Crónica en 1985. Reportero político y editor en La República durante 14 años. Ha  trabajado en canales de televisión de Lima y en radioemisoras, siempre en programas informativos y políticos. Ha  sido también profesor de periodismo en la Universidad Nacional de San Marcos y jefe de prensa de esa antigua casa de estudios superiores. Tiene el blog denominado La columna de León.

 

  

Annalisa Melandri —  Cuáles son las causas del sublevamiento indígena y la lucha desde cuanto tiempo sigue y en que forma?
 
Ismael León Arías - Si hablamos de una causa inmediata, es el engaño cometido por el gobierno, cuando el presidente Alan García negó tener la intención de autorizar la venta o concesión de las tierras comunitarias. Lo hizo, mediante decretos ocultos en un paquete de cien dispositivos legales (decretos) de menor rango a una ley del Congreso, que estaban destinados a hacer viable el Tratado de Libre Comercio con EE.UU.
 
En su campaña electoral García candidato había prometido que su partido revisaría los alcances negativos de ese Tratado; pero cuando fue elegido lo confirmó sin cambio alguno y facilitó su rápida aplicación. Primera gran sorpresa. De pronto comenzaron a brotar en la Amazonía numerosas medianas y grandes mineras y petroleras, haciendo exploración. Sin el obligatorio Estudio de Impacto Ambiental y sin la consulta a las comunidades, a las que el Estado está obligado por antiguos convenios internacionales. Segunda gran sorpresa. Comenzaron las movilizaciones y con ellas las promesas de diálogo. Hablamos de febrero de este año. El gobierno propuso una mesa de diálogo, luego lo olvidó y trasladó el problema al Congreso, donde sus congresistas siempre tienen a la mano una fórmula para eludir el debate. Intervino la Defensoría del Pueblo y su principal comisión dictaminó que los decretos en disputa son inconstitucionales. Otro pretexto para que el gobierno evite la discusión. Alegó que ese pronunciamiento debían apelarlo, pero luego aceptó reabrir la mesa de diálogo. Ya estábamos en abril. Los dirigentes indígenas buscaron 100 mil firmas para que el Tribunal de Garantías Constitucionales se pronuncie sobre la ilegalidad de por lo menos un decreto. El proceso avanzó y el gobierno boicoteó su propia mesa de diálogo. No asistió. Todo mayo se pasó en eso. Mientras tanto los dirigentes indígenas viven con dificultad en Lima, un lugar hostil y caro para ellos. Llegamos a junio y García declaró que los indígenas no son dueños de las tierras que ocupan, que según afirma son “de todos los peruanos”. Se calienta el ambiente. Los indígenas ocupan una carretera en Bagua y el gobierno envía un fuerte contingente policial de unos mil hombres, para desalojarlos por la fuerza. El día cinco de junio mueren los primeros indígenas, al día siguiente un grupo de ellos captura a un puñado de esos policías y los devuelve muertos. El gobierno muestra las fotos a la opinión pública en procura de enfrentarla con los alzados. Se produce el efecto contrario. La opinión pública opina que fue irresponsable por parte del gobierno enviar policías a una zona habitada por awarunas, una población de estirpe guerrera.
 
 
A.M. —   Cuál es el número de los muertos y de los heridos? Hay desaparecidos?
 
I.L.A. — El primer día, el 5 de junio  hubo 26 policías muertos y un número hasta hoy desconocido e incierto de civiles que están desaparecidos. Cadáveres de civiles encontrados apenas hay una docena…
 
 
 
A.M. —  Cómo la prensa nacional y extranjera está manejado la situación?
 
I.L.A. — La prensa extranjera bien, con amplia cobertura. La estatal sólo transmite comunicados oficiales y entrevistas a los ministros o congresistas del gobierno. Tienen poca sintonía pero su trabajo contribuye a calentar los ánimos de la población. Hay dos diarios de centro izquierda entre diez de derecha que respaldan al gobierno y tratan muy mal a los indígenas. La televisión y radioemisoras informan mucho, pero sin historia ni contexto.
 
 
A.M. —   Porqué según usted tanta violencia de  parte del gobierno?
 
I.L.A. — Alan García tiene antecedentes en ese sentido. En su anterior gobierno ordenó matar en dos cárceles a presos acusados de terrorismo, que protestaban pero indefensos. Alrededor de 1983 fueron alrededor de 300 los asesinados en El Frontón y Lurigancho. Y el año pasado (junio) Alan García destituyó a un general de la Policía que evitó un derramamiento de sangre, gracias al diálogo abierto con los pobladores de Moquegua, que habían tomado un puente llamado Montalvo. En público declaró que el general tuvo una conducta “cobarde”.
 
 
A.M. —   Es una lucha autónoma o está apoyada por alguna fuerza política?
 
I.L.A. — Las comunidades siempre han luchado sin respaldo orgánico de partidos. Ni siquiera la izquierda en sus mejores tiempos pudo aliarse a ellos de manera orgánica. Siempre hicieron comunicados de respaldo y solidaridad, nada más.
 
 
A.M. —  Cómo podría evolucionar la situación del lider Alberto Pizango actualmente refugiando en la embajada de Nicaragua en Lima?
 
I.L.A. — Sobre él ya había una orden policial de captura, que no tenía respaldo de ningún juez. Únicamente de un fiscal. Su situación evolucionará según las negociaciones avancen o se estanquen. Los nuevos dirigentes han exigido cuatro condiciones para reanudar el diálogo. 1.- Que cese el estado de emergencia y levanten el toque de queda que rige desde las 15 horas (3:00 de la tarde). 2.- Que levanten la orden de captura contra Pizango y otros dirigentes. 3.- Que el gobierno pida perdón a los familiares de los civiles y policías muertos y acepte por lo menos responsabilidad compartida en los sucesos. 4.- Que en una próxima negociación se incorpore a representantes de la Iglesia Católica.
 
 
A.M. —   El primer ministro de Perú, Yehude Simon, un hombre de izquierda, fundador del movimiento Patria Libre, ¿apoyó las demandas indígenas?
 
I.L.A. — Al comienzo del conflicto pareció negociador y confiable. Pero luego se fue acomodando a las posiciones duras del Presidente Alan García. Su movimiento ahora es inexistente.
 
 
A.M. —   ¿Qué efecto podría producir el sublevamiento indígena en los países cercanos?
 
I.L.A. — No pasará de pronunciamientos de solidaridad de las organizaciones indígenas similares. Con quienes hay más coincidencias entre las poblaciones es con las de Ecuador.
 
 
A.M. - Se está pidiendo en Perú la caída de Alan García. En esa eventualidad, ¿qué opciones hay para el país?
 
I.L.A. — Imprevisibles, depende de cómo evolucione el conflicto. La derecha respalda al gobierno, la oposición es importante pero minoritaria en el Congreso, único organismo legal que puede destituir a García por “incapacidad moral”, como lo hizo el 2001 con Alberto Fujimori, pero cuando ya éste había fugado del país y presentado su renuncia al cargo mediante un fax que envió desde Tokio. 

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