Minga indígena del Chocó

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Indigeni colombiani: Álvaro Uribe ci ha dichiarato guerra

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Movilización indígena en todo el país
di Simone Bruno
(qui l’articolo in italiano)
 
El castillo construido sobre una burbuja de popularidad del presidente Uribe parece empezar a caerse. Nunca en los 6 años que lleva el mandatario en la presidencia se habían registrada tantas protestas ni en duración, ni en intensidad, ni en participación.
La figura presidencial construida sobre una retórica beligerante ha escondido los temas sociales detrás del “sacrificio para ganar la guerra contra los terroristas”. Pero ahora los problemas de la vida real de los colombianos están explotando agraviados por una crisis económica que golpea muy duro al país.

Desde el 12 de Octubre, el mal llamado día de la raza, que la retórica occidental señala como el día en que América fue descubierta, olvidando que ya estuvo habitada, la protesta Indígena se ha sumado a la de varios sectores sociales ya movilizados. El sector judicial ha terminado ayer un paro de 43 días, algo sin precedentes;  los corteros de caña de la región del Valle del Cauca llevan más de un mes ocupando los ingenios, pidiendo dignidad y contratación directa con un salario justo;  los transportadores han terminado un largo paro hace pocos días. El sector estudiantil prepara un levantamiento para el día 23 y la Registraduría General empieza hoy un paro indefinido.

El 12 se  inició  la Minga de los pueblos  conmemorando los 516 años de resistencia, las movilizaciones se desarrollan por todo el país y esto ha sido un catalizador de la protesta recibiendo apoyo moral y material nacional e internacional. A la Minga se han sumado la CUT (Central Unitaria de los Trabajadores), la más grande del país, el sector judicial (Asonal Judicial), los corteros de caña, el sector de la educación, sectores campesinos y muchos más. Una vez más los pueblos indígenas colombianos, 102 contando los que no son oficialmente reconocidos, están demostrando ser la consciencia y la fuerza moral de un país que se ha olvidado cómo pelear por sus  derechos, emborrachado por la retórica presidencial. Este resultado no es casual, los indígenas colombianos, y más que todo los Nasa,  ha venido tejiendo relaciones con otros sectores sociales desde hace años en el intento de encontrar  puntos comunes mínimos sobre los cuales construir una serie de acciones comunes para intentar romper las divisiones históricas de los actores sociales colombianos.

Las razones de la lucha

En esto momento, en varios  departamentos del país (Guajira, Córdoba, Sucre, Atlántico, Chocó, Norte de Santander, Risaralda, Caldas, Quindío, Valle del Cauca, Cauca, Tolima, Huila, Casanare, Meta y Boyacá) miles de indígenas siguen movilizándose pidiendo diálogo con el gobierno sobre 5 puntos fundamentales, que, como ellos dicen, contienen muchos más. (1)

Una de las razones de las movilizaciones es el número de homicidios de indígenas que se ha incrementado mucho en las últimas semanas. Según la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia): “Durante los últimos seis años han sido asesinados 1.253 indígenas en todo el país […] cada 53 horas un indígena es asesinado […] y por lo menos 54.000 han sido expulsados de sus territorios ancestrales”. Solo en los últimos 15 días han sido asesinados 19 indígenas.

Otra razón es el incumplimiento del Estado de los acuerdos firmados con las comunidades. Un ejemplo representativo es el del pueblo Nasa. El 21 de diciembre de 1991,  20 indígenas, incluidos mujeres y niños, fueron masacrados con la complicidad de la fuerza pública en lo que se conoce como la masacre del Nilo. El Estado fue responsable de esta masacre y así lo reconoció internacionalmente y se comprometió a cumplir con las recomendaciones de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), en materia de justicia, reparación individual y colectiva. El propio ex Presidente Ernesto Samper pidió perdón públicamente a nombre del Estado colombiano a las víctimas de esta masacre, a sus familiares y al pueblo Nasa. Hasta hoy estos acuerdos no han sido  respetados, mas aun,  el actual Gobierno se comprometió, el 13 de septiembre de 2005,  a través del último acuerdo, a dar cumplimiento a todas las obligaciones pendientes en un plazo máximo de dos años. Hasta hoy no se ha cumplido la restitución de 15.000 hectáreas al pueblo Nasa.

Los indígenas se oponen también a una serie de leyes como el Estatuto Rural, el Código de Minas, Leyes y planes de aguas, la ley de bosques, impulsadas por el gobierno de Uribe, que “optan por favorecer los intereses económicos y contribuyen al despojo territorial”,  según la ONIC. Estas leyes se oponen al artículo 120 de la constitución del 1991 que señala: “el aprovechamiento de los recursos naturales en los hábitats indígenas por parte del Estado se hará sin lesionar la integridad cultural, social y económica de los mismos e, igualmente, está sujeto a previa información y consulta a las comunidades indígenas respectivas. Los beneficios de este aprovechamiento por parte de los pueblos indígenas están sujetos a la Constitución y a la ley”.

En los últimos 6 años,  siempre según la ONIC, 53.885 indígenas han tenido que dejar sus tierras y hoy 18 pueblos indígenas colombianos están en riesgo de desaparecer porque les quedan actualmente menos de 200 habitantes y diez tienen menos de 100. Como ellos reiteran: “indígena sin tierra es indígena muerto”.

Estos derechos a la tierra y a la vida están contenidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en septiembre de 2007, firmada por todos los países latinoamericanos con excepción de Colombia. Hoy los indígenas se movilizan también por su aprobación en este país.

Estas son las razones que están atrás de la gran movilización de los Indígenas que piden un encuentro directo con el presidente Uribe.

Los comunicados de la ONIC traen la siguiente información sobre las acciones:  en Tolima, cerca de 2.000 indígenas Pijaos y Nasas marchan entre El Guamo y El Espinal de forma pacífica, al igual que otros 400 indígenas Embera Chamí en Armenia, capital de Quindío. En Caldas, sigue la concentración en el municipio de Riosucio, así como los indígenas en El Chocó mantienen la toma pacífica de la Defensoría del Pueblo en Quibdó. Dentro de la sede de la Defensoría hay más de 300 indígenas Emberá Dóvida y Katios trabajando en comisiones con autoridades regionales en temas como salud, educación o seguridad alimentaria. Afuera, una cantidad similar de indígenas respaldan la toma pacífica.

En el Valle del Cauca, en la vía que conecta a  Palmira con Popayán, la Florida y Pradera, en la glorieta del puente de ese lugar, están  más de mil indígenas Emberas Chami, Eperaras Siapidaras y Wannan. En Huila,  9 “chivas” que salían desde los resguardos han sido detenidas por las autoridades, luego de requisar a cada uno de los más de 500 indígenas, no los quisieron dejar pasar.

En Guajira: a pesar del invierno y los desastres en muchas de sus rancherías en Manauare y en las mediaciones de Riohacha,  los Wayúu se movilizan en la ruta de
l Sombrero con rumbo a la capital de la Guajira. Los marchantes,  desde el viernes,  vienen sanando el territorio con cantos, danzas, ceremonias y con la reafirmación de la palabra;  los recibirán indígenas Wiwas, estudiantes indígenas y otros sectores. El punto de encuentro es la Universidad de la Guajira.

En Córdoba: miles de indígenas Zenú y Emberas Katios del Alto Sinú y del Alto San Jorge, se unen en esta Minga, por la dignidad y derechos de los pueblos indígenas, En total, se calcula que alrededor de 40 mil indígenas han salido a carreteras y centros municipales para unirse a la Minga Nacional de Resistencia Indígena.

La María

Los enfrentamientos más duros se han dado en La María-Piendamó (Cauca) en donde 20.000 indígenas de las etnias Guambiana, Nasa, Yanacona, Totoró, Coconuco y Eperara-Siapirara se han tomado la carretera Panamericana entre Cali y Popayan, para llamar la atención nacional.

El Estado ha enviando el  escuadrón móvil antidisturbios (ESMAD), declarando que en 10 minutos despejaría  la carretera. La resistencia de los Indígenas se ha mantenido por más de 24 horas y después de dos días,  en este momento la carretera parece nuevamente tomada.

En la María se generó un enfrentamiento extremamente violento durante el cual se han registrado más de 70 heridos entre los indígenas y dos muertos, uno de los cuales es Ramos Valencia, proveniente del resguardo Tacueyó, que ha recibido una bala en la cabeza, que le atravesó de lado a lado.

Lo que ha pasado en este resguardo ha sido de extrema gravedad. La policía nacional, bajo la responsabilidad del presidente Álvaro Uribe, el gobernador del Cauca Guillermo González Mosquera y el comandante del ESMAD, coronel Jorge Cartagena, ha utilizado armas no convencionales contra la población indígena que se defendía solo con bastones de mando  y piedras. La fuerzas policiales,  además de gases, machetes y garrotes,   han utilizados fusiles de balas y tiros recalzados que son una mezcla de pólvora negra, puntillas, tachuelas y vidrios que, al detonar, generan una descarga de esquirlas. Algunas de estas granadas no convencionales no explotadas han sido entregadas a delegados internacionales que desde el día miércoles están  presentes Maria Piendamó.

La comunidad internacional se dio cuenta de la gravedad de los hechos y está acompañando la movilización. Han llegado funcionarios de las embajadas de Canadá, Suecia, Suiza, Estados Unidos y España y representantes de Naciones Unidas y de la Comunidad Europea, ACNUR, OCHA y UNICEF. Los visitantes han pedido a la fuerza pública  no invadir el resguardo de la Maria porque,  según la Constitución nacional, las autoridades indígenas son autoridad estatal en sus resguardos. Y los resguardos no pueden ser allanados sin la previa aprobación indígena. La fuerza pública,  una vez recuperada la carretera,  se infiltraron en el resguardo y quemaron varias viviendas. 

Además del ataque a bala,  los comuneros indígenas han sido víctimas de una ofensiva  mediática vergonzosa.

Ofensiva mediática

Varios medios de comunicación no han hecho más que citar fuentes gubernamentales, sin darse la pena de ir a verificar las noticias, y acusan a las Indígenas de utilizar armas de fuego y de estar  infiltrados por la guerrilla de las FARC.

Contra estas mentiras hablan los hechos, los muertos y los heridos indígenas documentados en  fotos. El proceso de toma de la carretera es una decisión que viene desde abajo, los comuneros en asamblea proponen a los gobernadores de sus cabildos las acciones a tomar, ellos se reúnen,  deciden y reportan a las asambleas, no hay guerrilla, hay las decisiones de un pueblo extremamente consciente que toma decisiones en manera comunitaria.

La criminalización de la protesta es un ejercicio muy practicado en Colombia en donde las FARC se trasforman en la excusa para aplastar los movimientos sociales. Según el Presidente,  guerrilleros son los estudiantes,  los corteros, los jueces, los indígenas, los profesores, los trasportadores y los campesinos. Si así fuese,  su política de seguridad democrática seria un verdadero fracaso, estando todo el país infiltrado por la guerrilla.

Los mismos que acusan de ser guerrilleros a los campesinos son los que están juzgados por crímenes de paramilitarismo, estos si reales, como demuestran los 60 parlamentarios involucrados en el escándalo de la parapolitica, o el mismo ex gobernador del Cauca, Juan José Chaux Mosquera, que tanto ha atacado los indígenas Nasa.  Chaux,  luego de haber desempeñado el cargo de gobernador, fue nombrado por el presidente Uribe, embajador en República Dominicana, función a la tuvo que renunciar por sus probadas conexiones con el paramilitarismo.

Mientras terminamos estas notas llegan noticias de una nueva toma de la carretera en la María y nuevos ataques con armas de fuego por parte de la policía y el ejército.

La represión de estos días se está dando en el marco de las más grandes protestas contra el gobierno Uribe, hoy mismo se espera una gran marcha de apoyo a los pueblos Indígenas en la capital Bogotá.

( Simone Bruno  es periodista italiano.)

Notas

(1)                 Los 5 puntos se pueden consultar en: http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=8925
(2)                 Escuchar los últimos audios difundidos en: http://www.nasaacin.org/audios/octubre_08/17mingareportepescador9am17oct.mp3

 

Cada vez más mágica la computadora de Raúl Reyes.

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Cada vez más mágica la computadora  de Raúl Reyes. Practicamente en ella se encuentra de todo. Sólo hay que tener un poco de  fantasía y la necesidad de lo que se esté buscando.
 
Parece que de la correspondencia  del jefe guerrillero,  (Raúl ¿pero guardabas todos tus correos?) salió que también los Mapuche pidieron tiempo atrás a un alto jefe de las FARC que los entrenara militarmente para llevar a cabo la liberación de una amplia zona de territorio chileno al sur del país, donde ellos viven.
 
“Obviamente” la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), capítulo chileno, desarrolló el papel de intermediario. Nada raro, se sabe de hecho que la CCB desde tiempo es el calderón de donde prácticamente la inteligencia colombiana y la de Estados Unidos sacan todo lo que necesitan: terroristas, guerrilleros y amigos o simpatizantes de las FARC.
En el informe, entregado al fiscal nacional chileno Sabas Chahuán, se menciona también la Cumbre de los Pueblos, que reune movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales de izquierda de Europa y de  América Latina  y que desarrolla sus encuentros simultáneamente a los de los  Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, del Caribe y de  la Unión Europea.
El ultímo en Lima, el pasado mes de mayo, donde mientras los jefes de Estado europeos y latinoamericanos formalizaban acuerdos basados en la explotación de los recursos naturales y humanos, la Cumbre de los Pueblos y su “brazo jurídico”, el Tribunal Permanente de los Pueblos, denunciaban los crímenes de más de 20 transnacionales qué con sus modelos neoliberales de explotación economíca condenan al hambre y a la pobreza millones de seres humanos, causando también daños ambientales y naturales irreparables en los territorios donde ellos viven.
 
Los Mapuches, en cambio, en Chile, desde la dictatura de Augusto Pinochet son considerados y juzgados en los tribunales cómo terroristas. Ellos sin embargo siguen luchando con dignidad y coraje por la recuperación de sus tierras, contra la explotación y distrucción de sus territorios, y sobre todo contra una violenta represión y violación de sus derechos humanos, cometidos por un gobierno que se califica cómo “izquierdista”.  
No nos sorprende por lo tanto que  sea los Mapuche  que  la Cumbre de los Pueblos, otras espinas más en el dedo de la oligarquía economica y politíca que pretende gobernar América Latina y de los grandes intereses extranjeros a ella vínculada,  también salieron de la computadora de Raúl Reyes.
 
 

Ingrid dei miracoli: Quasi una visita di Stato per Betancourt che arriva oggi in italia

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Fonte: Il Manifesto

L’ex-ostaggio franco-colombiano delle Farc, liberato dopo sei anni di penosa prigionia nella selva da una mirabolante operazione militare ordinata dal presidente Uribe, rischia di diventare, suo malgrado, un’icona. E una chiave di lettura troppo facile e sbagliata (i Buoni contro i Cattivi) di un conflitto complesso come quello della Colombia

di Guido Piccoli
 
Sei anni nella selva a invocare la Madonna e a leggere la Bibbia, l’unica pubblicazione consentita dal rigore guerrigliero. Poi, a luglio, la liberazione, lo sbarco in terra europea, i festeggiamenti con Sarkozy e la Legion d’Oro, la visita a Lourdes. Domattina l’udienza con Benedetto XVI a Castel Gandolfo e il pomeriggio una preghiera in San Pietro. Così Ingrid Betancourt conclude il suo pellegrinaggio di ringraziamento per l’Operazione Scacco nella selva del Guaviare che, per come è stata raccontata, appare un miracolo da ascrivere, come sostenne allora anche il presidente Alvaro Uribe, «all’intervento dello Spirito Santo e alla protezione di nostro Signore e della Vergine, in tutte le sue espressioni».
Domani, martedì e mercoledì, prima a Roma e poi a Firenze, ci sarà anche spazio per i riti civili: conferenze, incontri, altre chiavi di varie città, il Giglio d’Oro. Questa sera invece cena con Walter Veltroni, che prese a cuore la sua tragedia quasi più degli stessi francesi. In Campidoglio Ingrid abbraccerà il suo successore neo-fascista Gianni Alemanno (nessun problema, in Colombia ha abbracciato di peggio). E poi di corsa, tra gli altri, da Napolitano, Frattini e Fini, fresco di una marachella marina nell’isola di Giannutri: un delitto per gli ecologisti, ma l’ex leader di Oxigeno Verde nemmeno ne sarà informata. In un paio d’occasioni sarà accompagnata da giornalisti fuori dal coro, come Gianni Minà e Maurizio Chierici, che non solo hanno ben presente cosa succede in Colombia ma anche ben integra l’onestà intellettuale per evitare che il passaggio in Italia della Betancourt si trasformi in uno show di bagattelle sui film in lavorazione a Hollywood o di gossip sulla sua incerta vita sentimentale (come hanno già anticipato alcuni giornali).

Ma soprattutto che non si deformi la realtà della Macondo latino-americana. Il rischio c’è. Se le luci della ribalta fossero solo su di lei e il suo dramma, come vorrebbe l’informazione-spettacolo, la Colombia apparirebbe un campo di battaglia tra Bene e Male, buoni e cattivi. Dove la «buona» per eccellenza, meritevole di ogni onorificenza fino al Nobel della pace, sarebbe lei, vittima di un crimine ingiustificabile che le ha portato via sei anni di vita. E su questo non ci piove. E poi, certo, anche gli altri sequestrati e prigionieri di guerra, di cui però a nessuno è mai importato niente, non essendo mezzo francesi e nemmeno ricchi, famosi e colti. E buoni sarebbero anche gli «agenti del miracolo»: Uribe, il generale Mario Montoya e l’esercito colombiano.
E il Male, i cattivi sarebbero i loro nemici. Le Farc innanzi tutto, ladri di sei anni della vita di Ingrid, carcerieri anche un po’ polli che si sono fatti fregare il loro più prezioso bottino umano, sotto il naso e a quel modo. E anche su questo non ci piove. Ma anche i loro amici, veri o presunti, come i presidenti del Venezuela e dell’Ecuador, Hugo Chávez e Rafael Correa, che si sono spesi per una trattativa che avrebbe liberato, oltre a Ingrid, altre centinaia di sequestrati e prigionieri di guerra, rappresentando un segnale di pace in un paese da quasi mezzo secolo in guerra. E poi anche la deputata liberale Piedad Córdoba che adesso rischia la galera per aver fatto da mediatrice, su richiesta dello stesso Uribe. Ma soprattutto per apparire, insieme con Chávez e Correa e molti altri, negli onnicomprensivi computer recuperati incolumi (altro miracolo) accanto al cadavere del numero due delle Farc, Raúl Reyes, bruciato dai missili nel suo accampamento di fortuna della selva ecuadoriana il primo marzo. Guarda caso, proprio quando stava definendo, con degli emissari francesi, gli ultimi dettagli della liberazione di Ingrid.
Se è inevitabile che le sceneggiature dei film in lavorazione a Hollywood necessitino di semplificazioni e ritocchi, la realtà dovrebbe essere descritta per quella che è. E così anche i protagonisti della vicenda.
Cominciamo dai buoni. Da Ingrid, alla quale va tutta la stima e la solidarietà per quanto ha sofferto, e la comprensione per ciò che ha detto o fatto, anche quando era sotto effetto del «nirvana» della liberazione (parole sue). Sarebbe da stupidi rimproverarle alcuni abbracci e affermazioni, ma va ricordato che il «grande e buon presidente» che l’ha liberata è colui che, a costo della sua incolumità, ha frustrato consapevolmente, durante i suoi anni di prigionia, ogni tentativo precedente pur di non intavolare una trattativa con chi la deteneva.
Nella lettera alla madre Yolanda, che nel novembre scorso commosse il mondo e nella quale si augurava che un giorno i colombiani diventassero «meno individualisti e indifferenti e più solidali», Ingrid nominò e ringraziò un centinaio di persone, ma non spese una sola parola per Uribe. Allora era forse d’accordo con la madre che arrivò a chiedersi se Uribe «avesse un cuore» e perfino a confessare di essersi opposta a che Melanie e Lorenzo, i figli di Ingrid, vivessero in Colombia «per timore che lui, il suo esercito e i suoi paramilitari li perseguitassero». I sentimenti possono cambiare, ma rimane il fatto che la rielezione di Uribe, per Ingrid «molto positiva», è stata resa possibile dal sostegno elettorale di boss narco-paramilitari e da una compravendita di voti che ha provocato uno scandalo.
Passiamo al generale Mario Montoya. Se avesse conosciuto il suo curriculum, la Betancourt l’avrebbe abbracciato un po’ meno caldamente. Secondo vari documenti dell’ambasciata Usa a Bogotà, del dipartimento di Stato, della Cia e le confessioni di alcuni paramilitari (l’ultima, una ventina di giorni fa, di «Diomedes» del Bloque Mineros delle Auc), dov’è passato Montoya da trent’anni a questa parte, sono cresciuti squadroni della morte e fosse comuni.
Passiamo ai cattivi. E’ indubbio che le Farc detengano quasi il monopolio di un delitto spregevole come il sequestro di civili, per fini politici o estorsivi poco importa (cosa diversa è catturare nemici in battaglia). Ed è quello che è toccato a Ingrid. Ma non è né l’unico, né il più grave nella barbarie colombiana: è solo il crimine che colpisce preferibilmente i ricchi. Per questo è sembrato stonato quel suo proclamarsi «soldato contro le Farc», nel giorno della sua liberazione all’aeroporto del Catam, con indosso la stessa tuta mimetica di quei reparti di contro-guerriglia che, con la scusa di «togliere l’acqua al pesce», si macchiano da decenni di episodi orribili contro i civili, compresi donne e bambini. Tra i cattivi ci sono anche coloro che sono considerati i nemici, interni ed esterni, di Uribe. Tra questi, i principali sono Chávez e la Córdoba. Nella famosa lettera alla madre, Ingrid esprimeva per loro «affetto e ammirazione», confessando quanto apprezzasse la generosità del presidente venezuelano e ringraziandolo «per interessarsi alla nostra causa, poco attraente, perché il dolore altrui, quando diventa una statistica, non interessa a nessuno». A liberazione avvenuta, secondo i giornali colombiani, l’unica dichiarazione rivolta a Chávez e anche a Correa è stata l’invito di «no meterse», non immischiarsi con la democrazia colombiana. Alcuni hanno parlato di ingratitudine. Altri di tradimento. Cosa pensi davvero ora Ingrid non è dato sapere.
Dai caotici e straordinari primi giorni di libertà Bogotà, si è allontanata dal suo paese. Ne aveva sicuramente bisogno. A quanto pare, ha rifiutato un invito di César Gaviria, l’ex presidente liberale a candidarsi alle prossime elezioni presidenziali. C’è chi giura finirà a Parigi, in sede Unesco, o a New York, nel Palazzo di vetro. Se decidesse così, la si capirebbe. Ma la Colombia rimarrebbe ancora più sola e dimenticata. La democrazia» colombiana ha bisogno di gente come Ingrid. Con lo stesso spirito di chi ha lottato prima contro corruzione e perbenismo e poi resistito all’annichilimento nella selva. Ma senza tuta mimetica.

 


Narciso Isa Conde: una mirada “radical” del conflicto colombiano

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Narciso Isa Conde

Narciso Isa Conde se puede considerar como uno de los revolucionarios que han hecho la historia de su país, la República Dominicana y de toda América Latina por el aporte de su pensamiento y por su compromiso militante por una región libre de vínculos con el imperialismo de “los halcones” del Norte. Nacido en 1942, ya desde la adolescencia participó en la lucha contra el régimen de Trujillo. Luego llegò a ser Secretario General del Partido Comunista Dominicano.
Participó también en la revolución de Abril de 1965 y en la Guerra Patria contra la invasión de Estados Unidos.
Durante el régimen de Joaquín Balaguer sufrió cárceles, persecuciones y exilio.
Actualmente es parte de la presidencia colectiva de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) junto al sociológo estadounidense Jaime Petras, el obispo Casaldáliga de Brasil y otros destacados politícos e intelectuales latinoamericanos.   
Por este empeño revolucionario caracterizado por no haber nunca discriminado diferentes formas de lucha, incluida la lucha armada de las FARC, con las cuales “sostiene vínculos públicos de amistad y solidaridad de larga data” está sufriendo recientemente una campaña de mentiras montada desde el gobierno de Colombia.
Buscando noticias de él se encuentra que es tildado cómo: “ideólogo de las Farc”, ‚“agitador multicarta”, “alto dirigente de las FARC”, “expositor de las ponencias de las FARC”, “amigo del separatismo vasco”, “admirador de Marulanda” y por último Álvaro Uribe lo ha definido recientemente “líder terrorista”.
Lo encuentro en su casa de Santo Domingo, amable y cordial, no parece realmente un terrorista. En su país es respectado y conocido, hablando de él con la gente del pueblo se nota siempre encenderse una luz en los ojos de algunos, recordando el “revolucionario radical” que ha luchado por la libertad de su país.
 
A.M. — ¿Quien es Narciso Isa Conde en realidad?
 
N.I.C. — Yo soy un revolucionario radical en el sentido más profundo del término, porqué trato de ir a la raíz de los problemas, no por la estridencia del verbo ni tampoco por la modalidad o por la forma de lucha que se pueda emplear en un momento determinado.
 
A.M. — Narciso, tu eres un líder revolucionario en República Dominicana, ¿has participado en primera persona a la lucha por la libertad de tu país verdad?
 
N.I.C. — Inicié mi actividad politíca en clandestinidad contra Trujillo y luego fui parte de la insurgencia de Abril de 1965, después del golpe militar contra Juan Bosch. Participé en el levantamiento militar encabezado por los coroneles Fernández Domínguez y Francisco Caamaño y los militares constitucionalistas, en su conversión en una insurgencia popular militar cuando se produjo la alianza de patriotas militares y el pueblo armado.
Vivimos la invasión norteamericana y la masacre que esta invasión impuso, entonces también EEUU nos calumnió presentándonos dizque fusilando civiles en el Parque Independencia, acá en la ciudad de Santo Domingo; entonces yo aparecía en una lista de 56 terribles comunistas, era   apenas un dirigente universitario, pero por los grandes medios de comunicación del imperio, incluyendo aviones que con bocinas potentísimas sobrevolaban la ciudad, mencionando mi nombre y los otros 55 describiéndonos como seres diabólicos…
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A.M. — Sin embargo, en ese momento determinado hay una profunda campaña de desprestigio contra tu persona y hasta circula la noticia que elementos de la inteligencia colombiana y del ejército cómo el general Mario Montoya han visitado tu país indagando sobre tus vincúlos con las Farc. ¿Está solamente el riesgo de una demanda judicial o algo más?
 
N.I.C. — Generalmente cuando se dan estas campañas, que tienen su centro en una especie de terrorismo mediático, que uno sabe perfectamente quien las instrumenta, que llegan desde el centro de los halcones de Washington, desde la Cia, desde las agencias norteamericanas, y especialmente en este caso también desde los organos de seguridad e inteligencia del régimen narcoparaterrorista de Álvaro Uribe, al que yo he enfrentado con toda responsabilidad, es claro que persigue la criminalización para facilitar procesos seudojudiciales y estimular el asesinato.
Se origina esa campaña porque siempre he considerado a las FARC como un movimiento politíco militar que tiene justa razón de ser.
Yo no puedo viajar a Colombia porqué hay planes de atentar contra mi vida a ser ejecutados por sicarios de la CIA y de la misma inteligencia colombiana, hay claras señales de eso y además el propio Uribe se lo comentó al expresidente dominicano Hipólito Mejía.
Por otros asuntos ya intentaron matarme en el pasado, hubo una trama criminal en mi contra en 1987 orquestada por la mafia cubana-americana de Miami en complicidad con el régimen de Balaguer, fue por mi lucha contra la impunidad del crimen de Estado, por haber tratado de reactivar las acusaciones contra los autores materiales e intelectuales del asesinato gran amigo y camarada, formidable periodista, miembro del Partido Comunista Dominicano, Orlando Martínez Howley; que fue asesinato por haber denuncia en los años 70 los vínculos existentes entre crimen y poder. Pasaron 25 años sin que se realizara el juicio por ese asesinato y nosotros mantuvimos el caso vivo, no solo desde el punto de vista judicial sino también politíco. Hemos logrado a principio de este año la condena a 30 años de prisión de los autores materiales del asesinato, pero faltan todavía los autores intelectuales. 
 
 
A.M. ¿Tu crees que tiene sentido todavía la lucha armada de las FARC?
 
N.I.C. — Hay que considerar que en Colombia lucha armada tiene ya 60 años de vigencia, con 43 años de vida de las FARC. Yo creo que para que un movimiento político militar haya podido reunir miles y miles de combatientes, de milicianos, de simpatizantes durante una lucha tan difícil y tan larga, tienen que haber causas motivantes muy profundas.
En la historia de Colombia se ve que todo eso surge a raíz del inicio de la guerra sucia, por los años 50, y tiene mucho que ver con el asesinado de Gaitán y la matanza de 300 mil colombianos. Imagínate 300 mil personas en esa época,   y así uno se da cuenta del nivel de violencia y del poder terrorista de ese Estado.
Desafortunadamente esa guerra sucia no se ha detenido, antes en muchos casos se ha profundizado. Y no se han superado tampoco las causas profundas de la desigualdad, de la exclusión, de la discriminación de los movimientos sociales.
Incluso se habla del tema de los secuestros, ¿que conflicto armado no ha tenido de alguna manera rehenes, prisioneros? En algunos casos se puede decir más justificados que en otros, pero la guerra no se gana a través de una alfombra rosada, las guerras son duras, las guerras son crueles.
 
 
A.M. — Eres uno de los presidentes de la Coordinadora Continental Bolivariana que aparece en unos medios de comunicación de America Latina como la fachada política de las FARC. Diferentes diarios, sobre todo los de Perú y de Colombia la acusan de tener vínculos con el terrorismo, en Perú más que todo es acusada por ser lugar de reactivación del MRTA. ¿Vedades o mentiras?
 
 
N.I.C. — Cómo se sabe la Coordinadora surgió hace cinco años a raíz de una acción muy audaz en la que participaron sobretodo jóvenes revolucionari@s de Venezuela, Colombia y Ecuador, en una especie de réplica de la Campaña Admirable del libertador Simón Bolívar, la marcha triunfal que hizo desde Cartagena de Indias hasta Caracas.
Así se lanzò la idea de construir la CCB, motivada por la necesidad de crear un espacio de confluencia del movimiento revolucionario en toda su diversidad, partidos de izquierda, movimientos sociales, organizaciones comunitarias, personas, intelectuales, artistas, movimientos de pueblos originarios… Todos coincidimos en la necesidad de unificar fuerzas, no solo en escala nacional, en cada país, sino continentalmente, para enfrentar una estrategia que también tiene caracter continental. Una estrategia politica, militar, económica, mediática… de los Estados Unidos y de sus fuerzas aliadas en la región.
Este es un un periodo que valoramos como un periodo de viraje luchas sociales y políticas, de ola de cambio, de ola progresista, de procesos avanzados, ya con la revolución bolivariana de Venezuela en marcha, con la Cuba que ha logrado resistir heroicamente, con el proceso avanzadisímo en Ecuador, con el triunfo de Evo Morales y su poder indígena emblemático, con la recuperación del gobierno sandinista en Nicaragua, con el triunfo del obispo Lugo en Paraguay, con los piqueteros y cortadores de rutas, con los grandes combates sociales urbanos y rurales, con las inderrotables insurgencias colombiana y mexicana…
Toda esa diversidad de lucha necesita también una unidad de actores. La Coordinadora surge con la idea incluyente de no discriminar a nadie por forma de lucha, eso es lo que determina que las FARC, o que los movimientos con pasado insurgente o con presente insurgente, formen parte también de la Coordinadora.
En la presidencia colectiva desde el inicio participan figuras como el Obispo Casaldáliga de Brasil, como la de Manuel Marulanda de las FARC y de Víctor Polay líder del MRTA de Perú, como la cantautora Lilia Vera y todo lo que fue su rol en la lucha de la Venezuela de los años 60/70… poetas, secretarios generales de partidos comunistas, partidos que están desarrollando su lucha en la legalidad, que están participando en procesos electorales… como están también los Fogoneros de Uruguay, como está el PCML de Brasil y otros partidos marxistas junto a una serie de movimientos sociales.
Entre los temas asumidos por la CCB está el de la solidaridad con los presos políticos, porqué así como han sido consecuentes los camaradas cubanos en la defensa de sus cinco patriotas, así nosotros, solidarios con ellos, también tenemos que tener en cuenta la terrible situación de una cantidad enorme de presos politicos de los movimientos revolucionarios, de los movimientos sociales y políticos del continente y del mundo.
Otro gran tema es la nociva presencia militar directa de Estados Unidos que aparece muy débilmente tratado en la agenda de una parte importante de la izquierda latinoamericana y por eso hemos lanzado la campaña de “ni un soldado yankee en nuestra América”.
Estamos en un continente colonizado y recolonizado económicamente en la manera más brutal y además encima sufriendo los efectos de una estrategia militar de los Estados Unidos, con una fuerte presencia de bases militares, de operaciones militares, de maniobras, verdaderamente impresionantes. Ese desafío de la Coordinadora es el de dejar de ser pasivos frente esas realidades dramáticas, ser izquierda de verdad, entendiendo la izquierda cómo una diversidad, pero entendiéndola además como una necesidad en términos de ser profundamente revolucionaria, contestataria, transformadora.
 
 
A.M. — Desde la computadora de Raúl Reyes salió que tu estabas metido en la mediación entre Correa y las FARC por la liberación de Ingrid Betancourt. ¿Qué pasó realmente?
 
N.I.C. — Eso es un invento. Mi papel respecto en Ecuador estuvo relacionado con el II Congreso de la CCB. Los compañeros depositaron en mí y en el camarada Amilcar Figueroa la confianza para iniciar en ese país los contactos que posibilitaran la realización de ese congreso, procurando sensibilizar a los actores del proceso ecuatoriano. Eso incluyó un gran número de intercambios con fuerzas políticas y sociales del Ecuador.
Por la posición delicada de ese proceso frente a la oligarquía y al imperialismo consideramos obligado comunicarle al gobierno ecuatoriano nuestro propósito y con esos fines solicitamos una entrevista con Gustavo Larrea, el Ministro de Gobernación. El nos recibió y entonces le dijimos con toda claridad que la Coordinadora era una organización que no tenía vínculos de Estado y que en consecuencia no le estabamos pidiendo un compromiso de gobierno, pero si necesitamos contar con su aprobación puesto que no queríamos hacer un congreso desafiando la autoridad ecuatoriana o incomunicándole algo de su competencia, y el contestò que entendía perfectamente el asunto y que no tenía ninguna objeción a que se realizara un evento asì en Ecuador.
Aconteció que mientras se realizaba nuestro evento se estaba desarrollando entre las Farc y entre los gobiernos ecuadorianos, venezolanos y el francés un nuevo proceso dirigido a lograr la libertad Ingrid Beatncourt y algunos otros rehenes. Eso explica el porqué el campamento móvil de Raúl Reyes estaba en ese momento cerca de la frontera y en territorio del Ecuador. Imagino que Raúl pensó que Uribe no iba a sabotear el pro ceso en un territorio de otro Estado. Ya había informaciones que las negociaciones para esa liberación estaban avanzadas.
Luego, ya concluido el Congreso de la CCB, fue cuando recibimos la infausta noticia del bombardeo del acampamento. En ese proceso yo no tuve nada que ver, ni estuve previamente enterado del mismo.
 
 
A.M. — ¿Y entonces cuáles son tus verdaderos vínculos con FARC?
 
N.I.C. — Mis vínculos con FARC son públicos y yo cada vez que he tenido una entrevista con sus dirigentes la he dado a conocer. Fui en el Caguán cómo testigo de la apertura del proceso de paz, que más tarde se obstruyó por la presión norteamericana sobre el régimen de Pastrana. Evidentemente el gobierno de Estados Unidos ya estaba contemplando la perspectiva de victoria de Uribe, que era mejor garantía por una política mucho más dura.
Yo si participé poco tiempo después en una gestión por la liberación de Ingrid Betancourt desde aquí, Santo Domingo, y eso tuvo que ver con mi viaje al Caguán. Creo que esos niveles de relaciones siempre hay que darlos a conocer a nuestra sociedad; y por eso entonces yo preparé un reportaje para el periódico Hoy, un diario muy importante de la Republica Dominicana, que publicò una página completa donde yo aparecì en una foto con Marulanda y donde redactaba mi viaje al Caguán y mi estadía en los campamentos de las FARC.
Eso fue en 2001, después de esa publicación vino en mi casa un periodista francés y un diplomático francés y el diplomático francés es el ex esposo de Ingrid Betancourt. El Estado francés estaba muy interesado a la liberación de Ingrid y él me pidió hacerle llegar un mensaje a FARC y servir de intermediario para una señal de vida de Ingrid, que era lo que ellos necesitaban como paso previo a cualquier acuerdo mayor.
El ex esposo de Ingrid me explicó los niveles de hostilidad de Uribe, como se manejaba este señor con la familia y la desconfianza que ellos tenían en él. El gobierno francés estaba en disposición de tratar bilaterlamente con las FARC, hasta reconocer a las FARC cómo fuerza beligerante y hasta tratar cualquier tema relacionado con su situación.
Yo hice la gestión, llegò el mensaje, los dirigentes de las FARC dieron las pruebas de vida y salud de Ingrid, aceptaron el proceso y se avanzó significativamente camino a producir la liberación, pero tan pronto se enteraron y pudieron hacerlo, Uribe y el ejército bloquearon esa posibilidad.
 
 
A.M. — Siempre has sido muy solidario con la revolución bolivariana de Venezuela
y con el presidente Chávez, ¿Qué opinas de las recientes declaraciones del él y de Fidel Castro sobre la guerrilla y la lucha armada?
 
N.I.C. — Lo de Chávez fue un viraje fuerte, sorpresivo, desconcertante. Lo peor para mí fue decir que la lucha armada no tiene ya ninguna vigencia. Como explicar entonces que él mismo, se alzó en armas.
Porque Chávez no se levantò con una florcita, el se levantò con fusiles y eso fue lo que entonces aplaudimos. Lo aplaudimos y lo defendimos en el momento en que que ese gesto trascendente estaba siendo estigmatizado, en el momento en sus protagonistas eran calificados mendazmente de golpistas.
Creemos que se necesita reciprocidad en todo esto y ninguna razón de Estado debe dar lugar al reconocimiento de la verdad. Si en Colombia hay lucha armada con tal nivel y tantos años de existencia, es por que esta tiene razón de ser y pertinencia.
En Venezuela evidentemente ha predominado la decisión de recomponer las relaciones entre Uribe y Chávez, entre ambos gobierno y ambos estados; y para facilitar ese paso se ha incurrido en dos grandes errores: exaltar la amistad con el régimen narcoparamilitar terrorista de Uribe, desagraviándolo por todas las verdades que el propio Chávez le dijo y reclamar la desmovilización de las FARC como algo saludable para paz y la democracia y necesario para una la relación de buena vecindad con el país hermano. Y algo peor criticar la lucha armada, intentar deslegitimar la guerra de todo el pueblo y el despliegue de todas las formas de lucha cuando el gobierno colombiano asume una línea guerrerista y EEUU amenaza con su Cuarta Flota.
Eso equivale afilar cuchillo contra la garganta de la revolución bolivariana y contribuye a afianzar un Estado que esta pretendiendo jugar en esta región el papel que juega Israel en el Medio Oriente. Y la verdad es que si se comienza a ceder un dedo en ese terreno, luego te piden el brazo y finalmente la cabeza.
Las declaraciones de Fidel Castro y la posición de Cuba frente a Colombia van evidentemente en la misma dirección, aunque ciertamente trató con más cuidado el tema de las armas cuando afirmó: “yo no le estoy pidiéndole a nadie deponer las armas”.
Pero ese posicionamiento de liderazgos tan influyentes en el continente, más que afectar   a la insurgencia colombiana acostumbrada a situaciones difíciles, golpea sobretodo la posibilidad inmediata de un cambio democrático en ese país; cambio que estaba madurando a consecuencia de la descomposición del régimen de Uribe y los avances hacia una plataforma común de todas las fuerzas progresistas se le oponen.
 
 
A.M. — ¿Crees que hay salida de la situación colombiana?
 
N.I.C. — Yo creo que el régimen de Uribe imposibilita un proceso de dialogo y de acuerdo. Me parece que hay evidencias muy claras de eso, o sea no se trata simplemente de Uribe sino todo lo que él representa.
Lo que hay que producir en Colombia es una confluencia entre las fuerzas políticas civiles y militares alternativas, las fuerzas políticas, la insurgencia armada, los movimientos sociales politizados… con una propuesta de gobierno soberano, democrático y participativo que posibilite abrir la mesa de diálogo sobre el tema de la violencia para encontrar rutas de paz y bienestar.
En Colombia estaban creciendo y pueden volver a crecer las fuerzas que plantean la renuncia de Uribe, como los movimientos que existieron en America del Sur, Ecuador, Argentina, Bolivia…se trata de sacarlo de la presidencia por ilegitimo, por usurpador , por criminal y corrupto, se trata de lograr otra composición gubernamental.
Tanto el ELN como las FARC han demostrado que están a disposición de ser parte se un proyecto con esas características y de una salida política al conflicto armado. Pero un proceso de ese tipo necesita de garantías y condiciones imposibles de alcanzar en el contexto de un gobierno como el de Uribe y por la vía de la desmovilización de la insurgencia armada e frente él. Eso equivale al suicidio colectivo.
Yo le doy la razón a Marulanda: recuerdo que así me lo planteó en una conversación personal que tuvimos cuando fui al Caguán. Él decia: “yo no voy a desbaratar a cambio de nada o poco, no voy a desmontar una construcción historíca de 40 años, un ejército popular, en una mesa de negociación”.
Ese fuerza armada irregular tiene que ser un componente de la salida política como lo intentó ser el FMLN en El Salvador antes de entregar armas, cuando planteó que se le reconociera en el aspecto militar y solo se le consideró limitadamente para el caso de la nido policía civil, con las consecuencias negativas que conocemos.
Hay que aprender de todas las experiencias de paz negociada. Las FARC tienen la ventaja de haber sobrevivido y crecido para poder ponderarlas mejor, amén de tener fuerza considerable y logística propia para resistir.
Hay que darle rienda suelta a la imaginación, pero yo creo que las armas en mano de las FARC en cualquier acuerdo serían una garantía para ellos y para una buena parte de la sociedad civil.
De inmediato hay que contribuir a una política de humanización del conflicto y la humanización del conflicto tiene un capitúlo que se llama canje humanitario de prisioneros, y canje implica intercambio de prisioneros de ambas partes. No se debe hablar de la crueldad de la retención de prisioneros en las montañas y silenciar la enorme crueldad de un régimen que desquartiza gente, que tortura gente, que siembra el país de cadáveres. Entre esos presos que tiene las FARC los hay paramilitares y motosierreistas, torturadores, narcotraficantes, verdaderos criminales. Las FARC han intentado muchas veces el canje y ha dado muchos gestos positivos en esa dirección, yo estuve invitado a aquel canje, cuando liberaron más de trescientos militares, y me negaron la visa.
 
A.M. — ¿E Ingrid Betancourt?
 
N.I.C. — Está claro que Ingrid Betancourt es una candidata de Francia, no de Colombia, y que es parte del proyecto francés para América Latina. Ella hizo una alabanza a Uribe y al general genocida Montoya que nunca debió salir de sus labios, aunque luego se tornó más opositora. Y la diferencia de posturas entre ella y su familia, más allá del origen oligárquico común, es que mientras ella está actuando con su proyecto político en la cabeza y con Sarkozy en la presidencia de Francia por obra y gracia de la CIA, su familia actúa con sus sentimientos y con el dolor que le ha provocado el cinismo de Uribe.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


Il Tribunale Permanente dei Popoli contro le multinazionali in Colombia

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Ascolta l’intervista di Cecilia Rinaldini a Adolfo Pérez Esquivel al GR1.
Il premio Nobel per la Pace,  Adolfo Pérez Esquivel, presiederà a Bogotà il prossimo  23 luglio l’ultima udienza del Tribunale Permanente dei Popoli, sezione Colombia.
Verranno  emesse in questa udienza finale le condanne a carico delle  multinazionali straniere e delle imprese nazionali colombiane che hanno commesso violazioni dei diritti umani e crimini contro l’umanità verso tutte le popolazioni indigene e verso le  comunità di contadini che si trovano nei territori dove queste operano e lavorano.
Il  processo, iniziato a Berna  due anni fa, conclude questa sua prima fase di indagine nella quale sono stati esaminati gli impatti delle politiche delle multinazionali sui territori e sulle comunità particolarmente nelle zone in cui maggiore è la loro attività e cioè  quelle più ricche di risorse petrolifere e minerarie.
Sono state tenute davanti alla sezione Colombia del Tribunale Permanente dei Popoli 17 udienze preliminari nazionali e internazionali e sei udienze specifiche relative a questi settori: agroalimentario, petrolifero, minerario, della biodiversità, dei servizi pubblici e dei crimini contro le comunità indigene.
Le multinazionali accusate sono la  Coca Cola, Nestlé, Chiquita Brands, BP, OXI, Repsol, Drummond, Cemex, Holcim, Muriel, Glencore-Xtrata, Anglo American, Bhp Billington, Anglo Gold, Monsanto, Smurfit Kapa – Cartón de Colombia, Multifruits S.A. – Delmonte, Pizano S.A e la sua filialel Maderas del Darién, Urapalma S.A, Dyncorp; Unión Fenosa, Aguas de Barcelona, Canal Isabel II, Endesa, Telefónica y TQ3, nonché i governi dei paesi dove queste aziende hanno  sede e  il governo colombiano per aver permesso lo sfruttamento delle sue ricchezze e per essere stato complice silenzioso nei crimini che tali multinazionali hanno compiuto nel corso di questi anni contro il suo popolo.
Alcune di esse, avvalendosi infatti dell’appoggio di gruppi armati vincolati in maniera piu o meno evidente con lo Stato hanno commesso crimini che vanno dallo sfollamento di intere comunità., agli omicidi contro dirigenti sindacali ed attivisti politici, alla sparizione forzata.
Particolarmente grave è la situazione dei lavoratori della Nestlè, denuncia il  sindicato Sinaltrainal.
Dal 1996 al 2007 undici operai di questo gruppo sono stati uccisi, altri sono stati espulsi dalle loro terre ed altri ancora sono stati costretti costretti all’esilio per le minacce ricevute.
La stessa Nestlè è stata investita da uno scandalo circa un mese fa quando nel corso della trasmissione “Temps present” della televisione svizzera  venne diffusa la notizia che la multinazionale, servendosi di una società di sicurezza privata, la Securitas, aveva spiato per più di un anno il lavoro del gruppo Attac, i cui militanti stavano scrivendo un libro dal titolo “Attac contro l’impero Nestlè”.
Almeno una infiltrata della Securitas partecipò alle riunioni del gruppo Attac e alla stesura del libro, tenendo accesso a informazioni strettamente riservate e importanti e potendo relazionare su di esse la dirigenza della società, che informò prontamente i vertici della multinazionale. Queste informazioni riguardavano tra l’altro nomi e indirizzi ddi membri del sindacato colombiano, dal momento che uno dei capitoli particolarmente importanti del libro era dedicato proprio alle violazioni dei diritti umani in Colombia commesse da parte del gruppo Nestlè.
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La vehemencia logorreica de Ingrid

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Estoy convencida de que la cosa más sabia que podía haber hecho Ingrid Betancourt –y que, como todos nos enteramos, no hizo– era declarar un prudente y sabio silencio ante la prensa y disfrutar de su familia por al menos un mes, el tiempo justo para restablecerse, formarse una idea de lo que ha ocurrido durante  su ausencia, hablar con sus familiares y luego surgir consecuentemente. Me sorprende y molesta esta vehemencia logorréica que ha caracterizado su primera semana de libertad. Me sorprenden sus declaraciones que, según un análisis no dictado por la compasión y el “buenismo”, parecen demasiado apresuradas. Todos nosotros sentimos pena por el aspecto humano y doloroso que ha caracterizado su vicisitud; la lejanía de sus hijos, la reclusión en condiciones seguramente nada fáciles. Claramente consideramos inaceptable el secuestro cómo práctica de lucha revolucionaria. Pero nosotros, que con escritos, artículos, movilizaciones, llamados y solidaridad con las víctimas silenciosas y olvidadas de una guerra civil que no cesa  desde hace casi medio siglo, nosotros que trabajamos para que  sobre Colombia no baje el silencio rigurosamente impuesto por las multinacionales de la información, tenemos ahora más que nunca el deber de recordar que en Colombia se cometen  contínuamente  crímenes y barbaridades desde “la parte legítima” del país.

La misma que ahora aparece a los ojos del mundo como paladín de las libertades cíviles por restituir a Ingrid Betancourt su vida. Nosotros, coherentes con nuestras posturas,  no podemos aceptar, por ejemplo, que un presidente corrompa a una diputada comprando su votación para la reelección. Coherentemente con nuestras posturas, no podemos aceptar que en lo que se hace llamar una democracia se pongan uniformes de la guerrilla y se  mate a ciudadanos inocentes  para testimoniar el éxito de la política de gobierno de Seguridad Democrática, o que se utilicen sus cadáveres cómo comprobante de gasto ante el Congreso de Estados Unidos.
No podemos aceptar y callar el hecho de que en Colombia la Fiscalía está investigando sobre la desaparición de 15 645 personas, de las cuales el 97% de las denuncias se dirigen contra los paramilitares y agentes del Estado, y solamente el 3% contra la guerrilla. De estas, 1 259 denuncias de desapariciones forzadas se refieren al periodo comprendido entre el primer mandato de Uribe y la mitad del año 2007.Y por eso, coherentemente con nuestras posturas –siempre expresadas con fuerza y determinación–, por todas esas razones, no entendemos por qué Ingrid Betancourt, que en el momento de su secuestro estaba al pie del cañon en la lucha contra la corrupción en Colombia y favorable al diálogo con la guerrilla, una vez liberada diga que “Uribe ha sido un buen presidente” o que “los colombianos eligieron libremente a Uribe”, o el “por qué no?” que se le escapó comentando la oportunidad de al menos un tercer mandato del presidente colombiano.
Son declaraciones fuertes y llenas de sentido político. Qué se podía esperar, por lo tanto? Decir que Felipe Calderón, presidente de México, puede ser de gran ayuda a Colombia para la liberación delos rehenes es una afirmación grave e imprudente. No creo que Ingrid Betancourt no sepa nada de lo ocurrido en Oaxaca hace dos años; no creo que Ingrid Betancourt no conozca la grave situación de violación de los derechos humanos en México, a tal grado que hasta los Estados Unidos condicionaron sus ayudas a la Iniciativa Mérida al respeto de ellos. Y si Ingrid Betancourt no sabía todo eso, hubiera hecho mejor en callarse e informarse primero.
Es difícil pensar que  ella, en la selva,  no estaba al tanto de lo que ocurría en el país y  en el exterior. Ella tenía acceso a la radio cada día y hasta estaba informada sobre el cabezazo de Zidane a Materazzi, imaginémonos si no sabía que el segundo mandato de Uribe está en riesgo de ser juzgado ilegal. Imaginémonos si la guerrilla, si los jefes carceleros de los rehenes –con uno de los cuales Ingrid admitió tener una intíma amistad– no comentaban entre ellos y hasta con ella los escandálos casi diários de la parapolítica donde hay casi 70 parlamentarios investigados y 30 en la cárcel por diferentes delitos  y vínculos con el paramilitarismo.
Entonces, si es verdad que nadie tiene el derecho de juzgar y condenar a quien ha pasado seis años como prisionera en la selva, alejada del cariño de los suyos, pensando día tras día en sus hijos, es también verdad  que  existen responsabilidades bien ciertas cuando uno decide revestir un rol público y político. E Ingrid Betancourt asume también ahora el rol de “paladín de los derechos del pueblo colombiano” como lo había asumido antes de ser secuestrada, dejando imaginar o postulando una próxima candidatura presidencial, y aún más declarando querer hacer de la liberación de los demás rehenes de la guerrilla su batalla.
Pero va a ser una batalla política, no militar, la que tendrá que conducir –ha declarado Ingrid que desearía ser un soldado más del ejercito colombiano–; política, porqué en Colombia los rehenes en la selva no están jugando al ajedrez. El hecho de estar ella misma prisionera por seis años, el hecho que están otros rehenes desde hace más tiempo todavía (recordamos al hijo del maestro Moncayo, secuestrado desde hace 10 años), el hecho que en las cárceles colombianas están centenares de guerrilleros en condiciones ciertamente no mejores de las que están  los rehenes de las FARC, es una clara demostración, también para los que menos saben de la realidad de Colombia, de que en el país se está desarollando desde hace tiempo una guerra. Y  para rescatar a los rehenes producto de una guerra hay que ser soldados o políticos.
Qué  puede hacer Ingrid Betancourt una vez quitado el casco militar que le pusieron en la cabeza en el avión que la estaba llevando a la libertad? Una vez terminado el concierto en París donde cantará con Miguel Bosé, Manu Chao y Juanes; qué hará Ingrid Betancourt por todos los rehenes que todavía siguen prisioneros en Colombia? Y tiene claro ella que liberar a los prisioneros quiere decir también mediar por un Intercambio Humanitario, buscar una solución que no sea llevar diez mil hombres a pudrirse en una cárcel, o peor, a ser descuartizados por la represalia de las motosierras de los paramilitares?
Tiene claro Ingrid Betancourt que existe la guerrilla porqué existe conflicto social, y existe conflicto social porque hay injusticia, pobreza y represión? Parecería que sí;  si declaró que mientras Uribe entiende el problema de Colombia vinculado a la seguridad y a la violencia, ella lo entiende como vinculado al malestar social que, consecuentemente, produce violencia.
Y entonces, ya que lo sabe, cómo se puede decir que Uribe ha hecho mucho por el país y que ha sido un buen presidente? Ingrid no descarta la posibilidad de candidatearse a la presidencia de Colombia, y un compañero de prisión liberado antes que ella  nos cuenta de un programa electoral de 200 puntos ya listo, escrito en la selva.
Asumir una responsabilidad como ésta necesita obligatoriamete de prudencia. Quien dice no descartar la hipótesis de candidatearse como futuro presidente de Colombia no puede decir tres días después que por el momento no volverá a Colombia y no sabe cuándo volverá.
Quien se proclama líder de la batalla por la liberación de todos los rehenes de las FARC no puede decir tres días después que no puede ir a la manifestación del 20 de julio porqué teme por su vida, y entonces organiza una en la más comoda y segura Paris.
Preguntemos a Iván Cepeda, a Piedad Córdoba, al maestro Moncayo y a todos los valientes, anónimos y humildes defensores de los derechos humanos cuánto miedo tienen de luchar en Colombia, y todavía siguen haciendólo, a veces sin protección, a veces con Uribe que no los abraza como hizo con la Betancourt, pero sí los ataca a través de los medios televisivos y la prensa escrita,  acusándondolos de ser simpatizantes de la guerrilla y, de hecho, condenándolos a muerte.
Le hubieramos podido preguntar a John Fredy Correa Falla, de los Comités Permanentes por la Defensa de los Derechos Humanos,  si tuvo miedo cuando hace días fue asesinado por cuatro hombres armados. Él gozaba de algunas medidas de protección claramente  insuficientes; él y su familia estaban  amenazados por grupos de paramilitares de la zona.
Entonces me pregunto, cómo se puede hablar de liberación de todos los rehenes en la manera como lo está haciendo Ingrid Betancourt, entre una referencia a su pelo largo y otra a los perfumes y los pintalabios que le faltaron, entre un viaje a Lourdes y una audiencia papal?
Entendemos muy bien sus temores y los de su familia por claros motivos de seguridad, entendemos que las FARC ahora le puedan parecer como lo peor que haya en Colombia, y que si la hubiera rescatado Hitler personalmente lo hubiera abrazado como lo hizo con el general Montoya (controvertido personaje del ejercito colombiano vinculado con los paramilitares), pero Colombia , y eso Ingrid Betancourt debe saberlo, es un país difícil, donde se muere matados por todos los lados y donde la violencia del Estado supera la de la guerrilla y es mucho menos aceptable que ésta.
Por todas estas razones, creo que sería correcto un decoroso silencio por parte de Ingrid Betancourt. Al menos por ahora.
Publicada por ABP acá

In Colombia lo Stato applica sistematicamente la tortura

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Alcune ONG hanno reso noto in questi giorni i dati relativi all’applicazione della tortura in Colombia.
In tre anni, tra il giugno del 2004 e  il mese di luglio del 2007,  346 persone sono state torturate, delle quali 234 prima di essere uccise. Soltanto nel 2007 sono stati denunciati  93 casi di tortura, 43 dei quali relativi a persone che poi sono state uccise.
Nel 90% di questi casi la responsabilità è da attribuirsi allo Stato, di cui nel  70,4% dei casi deriva da  azione diretta di soldati o forze di polizia. Un 19,7% dei casi è da attribuirsi a violazioni dei diritti umani commesse da paramilitari e  il  9,8% dai gruppi della guerriglia.
Tra il giugno 2002 e luglio 2007 i casi di esecuzioni extragiudiziali attribuibili alla Forza Pubblica sono stati 955, una percentuale in netto aumento rispetto agli anni precedenti. Erano infatti 577 i casi registrati nei quattro anni precedenti al 2002.
Lo studio è stato presentato dalla Coalizione Colombiana contro la Tortura, il cui portavoce Franklin Castañeda insieme al rappresentante in Colombia della Federazione Internazionale dei Diritti Umani (FIDH) e della direzione del Collettivo di Avvocati José Alvear Restrepo, Alirio Uribe fanno notare come questo periodo di tempo preso in considerazione sia quello in cui è stata applicata la “politica di sicurezza democratica” nel paese.
Il rapporto è stato inoltre reso noto alla presenza dello svizzero Eric Sottas, direttore dell’Organizzazione Mondiale Contro la  Tortura il quale ha espresso la sua preoccupazione e quella dell’organismo della quale si trova a capo per la grave situazione dei diritti umani in Colombia.

John McCain e Colombia

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Mc Cain nel suo recente viaggio in Colombia

 “Sono un sostenitore totale del Trattato di Libero Commercio con il Centroamerica e del Trattato di Libero Commercio con la Colombia, e questa è la ragione per la quale un Trattato di Libero Commercio emisferico è una meta necessaria e degna per la quale è giunta l’ora”.
 

 


La sconsiderata logorrea di Ingrid Betancourt

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Sono sempre più convinta  che la mossa più saggia che poteva  fare Ingrid  Betancourt una volta liberata e che ovviamente non ha fatto,  era quella di decretare un saggio e prudente silenzio stampa e godersi la sua famiglia per un mese.
Giusto il tempo di riprendersi, farsi un’idea di quanto accaduto nel frattempo, parlare con i suoi familiari della linea da seguire e poi agire di conseguenza.
Mi stupisce e mi infastidisce quest’irruenza logorroica che sta caratterizzando la sua prima settimana di libertà.
Mi stupiscono certe sue dichiarazioni che ad analisi non dettate  dalla pietà e dal buonismo sembrano eccessivamente affrettate.
Tutti noi proviamo  compassione per l’aspetto umano e doloroso che ha caratterizzato la sua vicenda, la lontananza dai figli, la lunga prigionia in condizioni non certo facilissime. Ovviamente consideriamo inaccettabile il  sequestro come pratica di lotta rivoluzionaria.
Ma noi,  che  con scritti, articoli, mobilitazioni, appelli e solidarietà alle vittime silenziose e dimenticate di una guerra civile che dura ormai da mezzo secolo, noi che ci impegnamo perchè sulla Colombia non cali mai il silenzio rigorosamente imposto dalle multinazionali dell’informazione , abbiamo ora più che mai il dovere di ricordare che in Colombia vengono continuamente commessi crimini e barbarie dalla parte “legittima” del paese. La stessa  che ora si fregia agli occhi del mondo come paladina delle libertà civili  per aver restituito Ingrid Betancourt alla sua vita.  Noi coerentemente con le nostre posizioni,  per esempio  non possiamo accettare che un presidente corrompa una deputata comprandogli il voto per la sua rielezione. Coerentemente con le nostre posizioni,  non possiamo accettare che in una democrazia che si vanta di essere tale,  a innocenti contadini metta  le uniformi della guerriglia e li ammazzi   per testimoniare il successo della politica governativa di sicurezza nazionale o che utilizzi i loro cadaveri come giustificativo di spesa  davanti al Congresso degli Stati Uniti. Non possiamo accettare e tacere il fatto che in Colombia la Fiscalía sta indagando sulla sparizione di 15.645 persone di cui il 97% ad opera di paramilitari e agenti dello stato. Di queste, 1.259 denunce di sparizione forzata  si collocano nel periodo compreso tra l’inizio del primo mandato di Uribe e la  metà del 2007.
E quindi, coerentemente con le nostre posizioni,  espresse sempre con forza e determinazione, proprio per questi motivi  non comprendiamo come Ingrid Betancourt, che al momento del suo sequestro era in prima linea nella lotta alla corruzione in Colombia e favorevole al dialogo con la guerriglia,  appena libera dichiari che “Uribe è stato un buon presidente” o che i “colombiani hanno scelto liberamente Uribe”, o il “perchè no?” che si è lasciata sfuggire commentando l’opportunità di un  terzo mandato del presidente colombiano.
Sono dichiarazioni pesanti e cariche di significato politico. Che pertanto potevano attendere.
Dire che Felipe Calderón, presidente del Messico, possa essere un valido aiuto alla Colombia per la liberazione di tutti gli ostaggi è un’affermazione grave oltre che avventata. Non credo che Ingrid Betancourt non sappia nulla di quanto accaduto a Oaxaca due anni fa, non credo che Ingrid Betancourt non conosca la grave situazione di violazione dei diritti umani in Messico, tanto che perfino gli Stati Uniti hanno vincolato la concessione degli aiuti previsti al paese centroamericano nell’ambito del Plan Mérida al rispetto di tali diritti. E se Ingrid Betancour non sapeva queste cose, avrebbe comunque fatto bene a tacere e a informarsi prima. E’ difficile pensare che lei  nella selva sia stata tenuta all’oscuro di quanto accadeva nel paese e fuori. Era  in grado di ascoltare la radio ogni giorno ed  era perfino informata sulla testata di Zidane a Materazzi, figuriamoci se non sapeva che il secondo mandato di Uribe rischia di essere giudicato illegale. Altro che il terzo. Figuriamoci se la guerriglia, se i capi della sorveglianza dei prigionieri, con uno dei quali ha ammesso di avere un rapporto intimo di amicizia, non commentavano fra loro e  magari con lei gli scandali quasi quotidiani della parapolitica, con circa 70 parlamentari  inquisiti e 30 in carcere per reati di vario tipo e per vincoli con il paramilitarismo.
Ora se è vero che nessuno ha il diritto di giudicare e criticare chi ha passato sei anni da prigioniera in una foresta, strappata all’affetto dei suoi cari, pensando giorno dopo giorno ai suoi figli che altri gli hanno negato la gioia di veder crescere,  è pur  vero che a un certo punto ci sono delle assunzioni di responsabilità ben precise che vanno rispettate quando si decide di rivestire un ruolo pubblico e politico. E Ingrid Betancourt il ruolo di paladina dei diritti del popolo colombiano lo aveva assunto prima del suo sequestro e,  ipotizzando o lasciando immaginare una sua candidatura presidenziale lo assume tutt’ora. E lo assume anche e maggiormente,  dichiarando di voler fare della liberazione degli altri ostaggi nelle mani della guerriglia la sua battaglia. Ma è una battaglia politica quella che dovrà condurre e non militare, anche se ha dichiarato di voler essere un soldato in più dell’esercito colombiano. Politica perchè  in Colombia i prigionieri nella selva non stanno lì per giocare a  mosca cieca. Il fatto che lei stessa sia stata prigioniera per sei anni, il fatto che ci siano altri ostaggi da più  tempo ancora (ricordiamo il figlio del maestro Moncayo, sequestrato da 10 anni),  il fatto che nelle carceri colombiane ci siono centinaia di guerriglieri  in condizioni non certo migliori di quelle in cui si trovano i prigionieri delle FARC,   dimostra chiaramente anche ai più ignoranti in materia, che nel paese è in corso una guerra. E per liberare gli ostaggi di una guerra o sei un soldato o sei un politico. E cosa può fare Ingrid Betancourt una volta smesso l’elmetto da soldato che le hanno infilato in testa nell’aereo che la stava riportando a casa? Una volta finito il concerto a Parigi dove canterà con Miguel Bosé, Manu Chao e Juanes, cosa potrà fare Ingrid Betancourt per tutti gli ostaggi che ancora sono prigionieri della Colombia? E ha chiaro  lei che liberare gli ostaggi vuol dire anche mediare per uno scambio umanitario, trattare per una smobilitazione che non sia mandare diecimila uomini a marcire in carcere o peggio ad essere sventrati dalla rappresaglia delle motoseghe dei paramilitari? Ha chiaro  Ingrid Betancourt che esiste la guerriglia perchè esiste conflitto sociale ed esiste conflitto sociale perchè c’è ingiustizia, perchè c’è povertà, perchè c’è repressione? Sembrerebbe di sì, perchè ha dichiarato che mentre Uribe concepisce il problema della Colombia legato alla sicurezza e alla violenza, lei lo concepisce come un problema legato al malessere sociale che conseguentemente produce violenza. E allora, visto che lo sa,  come si fa a dire che Uribe ha fatto molto per la Colombia e che è stato un buon presidente?
Ingrid non scarta a priori l’ipotesi di candidarsi alle prossime elezioni  e un suo compagno di prigionia liberato prima di lei parla anche di  un programma elettorale  già pronto  di circa 200 punti, che lei stessa avrebbe preparato e scritto  durante la sua prigionia.
Un’assunzione di responsabilità del genere implica comunque, obbligatoriamente prudenza. Chi dice di non scartare  l’ipotesi di candidarsi a futuro presidente della Colombia,  non può tre giorni dopo dire che per il momento non metterà piede in Colombia.
Chi si proclama leader della battaglia per la liberazione di tutti i sequestrati nelle mani della guerriglia non può dire tre giorni dopo che non andrà alla manifestazione del 20 luglio prossimo a Bogotà organizzata per le vittime dei sequestri perchè teme rappresaglie e quindi ne  organizza una alternativa nella più comoda e sicura Parigi.
Chiediamolo a Iván Cepeda, a Piedad Cordoba, al maestro Moncayo, a tanti altri anonimi coraggiosi e umili difensori dei diritti umani quanta paura hanno di lottare e nonostante tutto  continuano a vivere in Colombia,  magari senza scorta, magari con Uribe che non li abbraccia come ha fatto con Ingrid Betancourt in questi giorni, mentre invece  dalle televisioni e dai giornali li mette continuamente a rischio accusandoli di essere simpatizzanti della guerriglia.
Avremmo potuto chiederlo a   John Fredy Correa Falla,  membro dei Comitati Permanenti per la Difesa dei Diritti Umani di Chinchiná e di Caldas se ha avuto paura nel momento  in cui sabato scorso è stato avvicinato da quattro uomini ed è stato  ucciso a colpi di arma da fuoco.
Godeva di qualche misura di protezione, evidentemente insufficiente, John Fredy,  perchè lui e la sua famiglia avevano ricevuto minacce di morte da alcuni paramilitari della zona.
Allora mi chiedo,  come si fa a parlare di liberazione di tutti gli ostaggi colombiani nella maniera in cui  lo sta facendo Ingrid Betancourt, tra  un accenno ai capelli lunghi e un altro ai vestiti e i rossetti che le sono mancati, tra un viaggio a Lourdes e un’udienza papale?
Comprendiamo benissimo i timori di Ingrid e della sua famiglia legati ad evidenti motivi di sicurezza, comprendiamo che le FARC le possano sembrare quanto di peggio ci sia in Colombia e in tutto il mondo in questo momento, comprendiamo anche che se l’avesse liberata Hitler in persona lo avrebbe abbracciato come ha abbracciato il generale Montoya (controversa figura dell’esercito colombiano, vicino a gruppi paramilitari) ma la Colombia, e Ingrid Betancourt non può non saperlo,  è un paese difficile, dove si muore da tutte le parti e dove la violenza di Stato supera di gran lunga quella della guerriglia e se non altro è meno accettabile.  Per tutti questi motivi,  forse, era  auspicabile un decoroso silenzio da parte di Ingrid Betancourt. Almeno per il momento.
 
 
 
 

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